A no ser que el hombre alcance el trascendental, tendrá que ser
provisto de juguetes, golosinas. Tendrá que ser provisto de falsos
significados.
El otro día encontré un anuncio de un coche americano. Decía
-mostrando un bello coche-, encima del coche "Algo en lo que creer".
¡El hombre nunca ha caído tan bajo! Algo en lo que creer...
¿crees en un coche? Sí, la gente cree en sus casas, la gente cree en sus coches,
la gente cree en sus cuentas bancarias. Si miras alrededor te sorprenderás -Dios
ha desaparecido, pero la creencia no ha desaparecido. Dios ya no está allí:
¡ahora hay un Cadillac o un Lincoln! Dios ha desaparecido pero el hombre ha
creado nuevos dioses -Stalin, Mao. Dios ha desaparecido y el hombre ha creado
nuevos dioses -estrellas de cine.
Esta es la primera vez en la historia de la consciencia humana
que el hombre ha caído tan bajo. E incluso si a veces te acuerdas de Dios, es
sólo una palabra vacía. Quizás cuando tienes dolor, quizás cuando estás
frustrado, entonces usas a Dios -como si Dios fuese una aspirina. Eso es lo que
las llamadas religiones te han hecho creer: dicen, "Toma Dios tres veces al día
y no sentirás ningún dolor". Dios no es una aspirina. Dios no es un calmante.
Pero en cuanto tienes dolor te acuerdas de Dios.
Algunos pocos recuerdan a Dios habitualmente, otros pocos
recuerdan a Dios profesionalmente. Un sacerdote lo recuerda profesionalmente. No
tiene nada que ver con Dios, le pagan por ello. Se ha hecho eficiente. Unos
pocos recuerdan a Dios habitualmente, otros profesionalmente, pero nadie parece
recordar a Dios con profundo amor. Algunos invocan Su nombre cuando son
desdichados; nadie Le recuerda cuando está alegre, celebrando. Y ése es el
momento adecuado para recordar -porque estás cerca de Dios cuando estás alegre,
inmensamente alegre. Cuando eres desdichado estás lejos, cuando eres desdichado
estás cerrado. Cuando eres feliz estás abierto, fluyendo; puedes estrechar la
mano de Dios.