Debemos entregarnos completamente si vamos finalmente a conocer
la completitud. ¿Pero cómo se entrega uno? No podemos, por lo menos no en
nuestros términos. Así caemos en períodos de desconocimiento e incertidumbre
-noches oscuras- solamente para redescubrir nuestros viejos valores y
relaciones, pero a un nuevo nivel de significado y consagración. Este es un
proceso de disolución, de muerte y renacimiento. Parece equivocado,
innecesariamente doloroso; no es lo que nos proponíamos. Sin embargo es este
mismísimo proceso el que nos está dando autoridad.
*
Vida Radical: está en cada uno de nosotros, en nuestro propio
ser momento a momento, que el Infinito y lo Finito continuamente se unen y
encarnan una nueva posibilidad. Los momentos más mundanos o las más grandes
alegrías y miedos, cada uno de ellos llevan a un más vasto vivir cuando
empezamos a ver la cara de Dios asomándose dentro de ellos. El fruto de esta
unión puede no ser obvio al principio, porque está sucediendo primeramente en
una dimensión de consciencia. Así desde el punto de vista egoico es difícil ver
lo que estamos logrando, si es que estamos logrando algo. Esto presenta un
problema en términos de realización personal y motivación continua.
Nuestras naturalezas egoicas son animadas y motivadas por la
energía que recibimos a través de nuestros logros mundanos. Es la esperanza de
una recompensa -ya sea material, psicológica o espiritual- que lleva a mucha
gente a perseguir la transformación. Cuando el crecimiento toma ser en la
consciencia atemporal y en formas conectadas a toda la vida, pero no
necesariamente inmediatamente personal, el viaje puede perder su atractivo.
Podemos aún sentir que moriremos si persistimos. Somos seres complejos. Parte de
nosotros es personal, atada al tiempo, en devenir, mientras que otra parte es
referente al infinito, por lo tanto completamente impersonal, completa. Esta
última parte no requiere retroalimentación ni recompensa. Pero el aspecto finito
y personal, motivado por el ego, requiere continuamente retroalimentación y
nutrición. El tema de la realización personal, de cumplir significativamente
nuestras necesidades humanas, se hace más y más desafiante, a medida que nuestra
apertura hacia el infinito se hace más vasta en el proceso del despertar. Y esta
es otra paradoja, porque seguramente nada es más satisfactorio que la
inspiración y visión de la consciencia expandida. Pero mientras este es sin duda
el caso, nuestras naturalezas personales descansan en el muy mundano pan para la
nutrición. En casar estas dos dimensiones como una forma de vida es el desafío
de nuestro tiempo.