Cuando vieron caer a su sargento y que los
piratas estaban dispuestos a hacer uso de los parangs, la tripulación ya no se
atrevió a moverse.
-ˇSambigliong, ata al sargento! Y
vosotros, desarmad a todos y encerradlos bien asegurados debajo del puente.
La orden fue ejecutada inmediatamente, sin
que los indostanos se resistieran.
-Ahora -prosiguió el portugués, sentándose
al lado del sargento, a quien habían atado a la amura -, si quieres salvar la
piel, hablemos un poco. Será inútil que te obstines en callar, porque nosotros
conocemos el modo de hacer que cantes, aunque fueras realmente mudo. żCuántos
hombres hay en el fortín de Macrae?