"¡Ya no te burlarás
más de mí!" -le gritó, creyendo que se trataba de Claus el Pequeño.
Y se volvió a su casa, pero al
llegar a la encrucijada se encontró con Claus el Pequeño que venía arreando sus vacas. -¿Qué significa esto? -exclamó Claus el Grande-. ¿No te había yo echado al río?
-Sí -asintió Claus el Pequeño-. Hace justamente media hora que me arrojaste.
-Pues, ¿de dónde sacaste todos esos espléndidos animales?