-¡Cueros! ¡Cueros! ¿Quién compra cueros? -voceaba recorriendo las calles de un lado a otro.
Todos los zapateros y curtidores del pueblo se acercaron corriendo a preguntarle cuánto pedía por ellos.
-Un talego de dinero por cada uno -respondió Claus el Grande.
-¿Estás loco?
-respondían todos-. ¿De dónde crees que sacamos nosotros el dinero?
-¡Cueros! ¡Cueros!
¿Quién compra cueros? -volvió a gritar Claus el Grande.
Los zapateros asieron sus hormas y los curtidores sus delantales de cuero, y corrieron a golpes por todo el pueblo a Claus el Grande.