
El
Proceso poético
Por Emmanuel
Taub
altovuelo@elaleph.com
Cuando comencé
a revisar mi biblioteca en busca de textos sobre la creación poética,
indefectiblemente arribé a las más de setecientas páginas
de verso de Jorge Luis Borges: sostengo que su obra poética, muchas
veces explicativa, constituye por sí sola una enciclopedia (de
Babel) sobre la poesía.
Borges atraviesa los diferentes estilos que componen el abanico de la
poesía clásica y moderna: desde el soneto al verso libre,
desde la prosa poética a la rima más agotadora, desde el
lirismo al barroco, desde la erudición lingüística
a la sencillez del verso, Jorge Luis Borges es, definitivamente, no sólo
uno de los narradores más importantes del mundo, sino también,
un poeta universal.
Y es porque en su poesía se resumen otras poesías, otras
palabras, podemos considerarlo un autor bisagra para hablar del proceso
poético: Borges, con su erudición, no sólo habla
por sí mismo, sino que en variadas ocasiones habla con la voz de
otros poetas.
A modo heideggeriano
tomamos dentro de su obra poética tres palabras-guía que
nos permitirán desmenuzar una reflexión sobre la creación
poética.
Borges dice (las tres palabras-guía son):
- "Para
un verdadero poeta, cada momento de la vida, cada hecho, debería
ser poético, ya que profundamente lo es" (1972).
- "La
misión del poeta sería restituir a la palabra, siquiera
de un modo parcial, su primitiva y ahora oculta virtud" (1975).
- "La
poesía / vuelve como la aurora y el ocaso" (1960).
Primero
En 1972 Borges publica su octavo libro de poemas, El oro de los tigres.
Ya con una consagrada carrera como narrador y poeta, en el prólogo
del libro señala que para un verdadero poeta, cada momento de
la vida, cada hecho, debería ser poético, ya que profundamente
lo es. Continúa relatando que su poesía surge de la
libertad (por lo que se sitúa, si tendría que hacerlo, en
el modernismo); y, con ella, la libertad que le suma a su palabra el castellano.
Por otro lado, comenta que su temática fundamental gira en torno
a la preocupación filosófica heredada de la biblioteca paterna.
Los versos de Borges nos dejan ver un sentido de la creación como
un transcurrir, como un encuentro con la palabra en cada instante. Pero
no es solamente en el encuentro con el otro o lo otro que surge la creación
poética, sino también en el encuentro con uno mismo: el
proceso que nace en el diálogo del "Yo poético"
que llevamos. Es así que se habla no sólo de la captación
de todo momento de la vida como un momento poético, sino también
de las influencias concientes o heredadas que enriquecen nuestro lenguaje
y problematizan nuestra reflexión. Todo, a través de la
palabra y del lenguaje.
Borges dice: Un idioma es una tradición, un modo de sentir la
realidad, no un arbitrario repertorio de símbolos. Y es ahí
donde podemos completarlo con las palabras de Hölderlin y su poetización
de la poesía: Se le ha dado al hombre el más peligroso
de los bienes, el lenguaje, para que con él cree y destruya, se
hunda y regrese a la eternamente viva, a la maestra madre, para que muestre
lo que es, que ha heredado y aprendido de ella lo que tiene de más
divino, el amor que todo lo alcanza (Heidegger, Arte y poesía;
F. C. E; Buenos Aires, 1992). La poesía es palabra y es lenguaje,
es una herencia eterna que conforma un devenir cultural en la historia
de la humanidad.
Segundo
En el prólogo de La rosa profunda (1975), Borges caracteriza
la creación poética como forma de un "proceso",
y dice: En lo que me concierne, el proceso es más o menos invariable.
Empiezo por divisar una forma, una suerte de isla remota, que será
después un relato o una poesía. Veo el fin y veo el principio,
no lo que se halla entre los dos. Esto me será revelado, cuando
los astros o el azar son propicios. Esta revelación, que realmente
podríamos traducir como el trabajo de maduración de la palabra
poética, es el proceso que llamamos "creación poética".
Es el tiempo que se extiende desde que los primeros versos surgen de nuestra
cabeza en forma lírica, y se vuelven símbolos (en forma
de escritura), hasta que decidimos que el poema está preparado.
Opto por usar la palabra "preparado" para no caer en el determinismo
de la "finalización" o "terminación",
ya que debemos considerar que un poema nunca se termina como algo total,
pues, aunque nace en un contexto y momento histórico determinado,
éste variará siguiendo nuestra maduración histórica,
nuestro crecimiento: un poema nunca está libre de una relectura
y de una corrección.
Cuando Borges señala que la misión del poeta sería
restituir a la palabra su primitiva y ahora oculta virtud, se refiere
específicamente a dos cláusulas, que, a su entender, debiera
tener todo verso: comunicar un hecho preciso, y tocarnos físicamente,
como la cercanía del mar. A diferencia, quizá, de su
obra narrativa, entiende que la poesía debe centrarse en un solo
hecho o tópico sobre el cual gire la conformación de los
versos. Muestra clara de que el propósito del poema es producir
esa sensación de estremecimiento, como el mar y sus contrastes,
frío e imantado, misterioso y bello, como la cercanía
del mar.
Tercero
(y último)
En El hacedor (1960) Borges escribe el poema titulado "Arte poética".
Una doble simbología en Borges gira en torno a la aurora y el ocaso.
Primero: para el escritor, los momentos en que las cosas suceden, cuando
se producen los cambios sustantivos o se desatan los hechos, son los dos
instantes en que el día se transforma en noche y la noche regresa
al día, los momentos que son una bisagra: la aurora y el ocaso.
Es por ello que él identifica los cambios en la vida, así
como el proceso de creación poética, en estos dos momentos.
Esta característica se repite a lo largo de su obra literaria,
y en "Arte poética" la encontramos caracterizando a la
palabra poética y a la creación de ésta:
...La
poesía
vuelve como la aurora y el ocaso
El día,
como la vida, es circular; es un continuo de sucesos que indefectiblemente
retornan, como el ying-yang, como el hombre. Borges, en el poema, escribe
sobre la poesía:
También
es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
Segundo:
en "Arte poética" se produce una conjunción de
los elementos borgeanos. Este proceso que denota en la creación
poética conlleva una síntesis del poeta mismo. No sólo
las dudas, las preguntas y la reflexión, sino también los
miedos, los tormentos y los elementos que giran alrededor de uno: lo que
ve, lo que oye, lo que toca, lo que prueba. Todo esto forma parte del
proceso por el cual surgen los versos que, poco a poco, van conformando
un poema.
En Borges, estos elementos giran alrededor del agua, el tiempo, los sueños,
la vigilia, la muerte, la noche, el hombre, los espejos, Ulises y la literatura
erudita, el retorno, Heráclito... todo en los momentos que van
desde la aurora al ocaso, y del ocaso a la aurora.
Por último, como bien podemos señalar en este poema, el
proceso de creación poética es la búsqueda de la
palabra. La palabra que refleje las virtudes y miserias, lo que nos rodea
y lo que nos reprime. Entonces, ¿es la palabra la que pone al poeta
en la inmortalidad del retorno, o el poeta, el que pone la palabra en
la inmortalidad?
Ver
en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver
en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
Basta decir
que la vida es una sucesión de momentos que pueden ser tomados,
según la mirada que los encuentre, como poéticos. Es ahí
donde encontramos a los Poetas. Aquellos que con su mirada hacen de la
vida una poesía.
Bibliografía
consultada:
- Borges, Jorge Luis;
Obra
poética; Emecé Editores; España; 2001:
El hacedor; 1960
El oro de los tigres; 1972
La posa profunda; 1975
- Heidegger,
Martín;
Arte y poesía; F. C. E; Buenos Aires, 1992:
"Hölderlin y la esencia de la poesía"; Trad:
Samuel Ramos.
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