
Por
Guillermo Barrantes y Martín Valiente
galaxia@elaleph.com
Ver para no creer
Con
respecto a la archi-recontra-famosa trilogía de Matrix,
se habló muchísimo acerca de sus increíbles efectos
especiales, de las oscuras indumentarias de los protagonistas, de los
elementos filosóficos que se incluyen en la historia, etc.; pero
no se ha recalcado tanto la primigenia ocurrencia que te dejó con
la boca abierta durante la proyección de la primera película.
Nos estamos refiriendo a la idea de que la realidad en que vivimos (desde
la tostadora de tu vecina hasta la misma cordillera de Los Andes) sea
falsa.
Si
sos cinéfilo y te gusta el género fantástico (síntomas
que padece todo galaxiachuthluense puro), sabrás que Matrix
(The Matrix, 1999) no fue la primera película en coquetear
con esto de la Realidad-Mentira. Films como El vengador del futuro
(Totall Recall, 1990) de Paul Verhoeven, Ciudad en tinieblas (Dark
city, 1998) de Alex Proyas, El piso 13 (The Thirteenth Floor,
1998) de Josef Rusnak, y Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar
(la versión norteamericana de esta película se llamó
Vanilla Sky) dispararon primero.
Y
si tiramos nuestra caña de pescar en el vasto océano de
la literatura (¡pah!, estos pibes de Galaxia Chuthlu son unos poetas),
veremos que en el anzuelo quedarán atrapadas algunas obras que,
décadas atrás, contaban historias de realidades ficticias.
Este es el caso de dos novelas que bien vale la pena buscar abajo de todo,
ahí, en el último estante de las góndolas de ciencia-ficción.
La más antigua de las dos data de 1974 y se titula El mundo
invertido (¿En qué estás pensando, enfermito?
El nombre original de la novela es Inverted World y no Gay World),
y su autor es el británico Christopher Priest. En sus páginas
se cuenta la historia de una ciudad que posee un detalle que la hace un
tanto peculiar: se mueve. Y no estamos hablando de movimientos sísmicos.
Nada de eso, la ciudad avanza sobre inmensos rieles, recorriendo la superficie
de un extraño planeta. Los habitantes de la ciudad velan para que
este movimiento no cese. Y no lo hacen por deporte. El objetivo es alcanzar
el Óptimo: un punto que está fijo en el planeta, pero del
que se apartan todas las tierras. ¡No tenés imaginación,
Christopher! Y aquí no termina el asunto, porque en el final se
descubre que todo es... Bueno, lo mejor va a ser que lo leas vos, pero
si recordás de qué viene esta nota, eso de la falsa realidad...
¡Basta, basta! ¡Leelo!
Pasemos a
la otra novela, pues. Y vayamos directamente a un pasaje de su texto:
"
Bien, intentaré... hacérselo comprender. Como principio,
hay que aceptar el hecho de que la realidad, como tal, no existe."
No,
no nos equivocamos, no es Morpheo explicándole a Neo que el mundo
en el que vive es un programa de computadora. Se trata de un fragmento
de Hacedor de mundos, el otro libro del que te hablamos. Y si con
ese pasaje no te basta, con el que sigue te quedás con tortícolis
de mandíbula. Ahí va:
"
.. Puede que lo que voy a decirle le parezca brutal, pero es cierto.
Este mundo que vemos a nuestro alrededor no existe. Ni las personas
que lo pueblan. Son simples creaciones, personajes de una novela, o
mejor de un film tridimensional. Son prescindibles. Meros objetos. Marionetas.
Comparsería. Tan sólo nosotros existimos..."
¿Qué
tal, eh? ¿Y quién es el autor de esta Matrix antes que Matrix?
Domingo Santos. Sí, el mismo que dirigió la mítica
revista española de ciencia-ficción y fantasía Nueva
Dimensión.
Con un comienzo genial, Hacedor de mundos engancha de entrada al
lector. Aún así no podemos decir que la novela sea impecable.
Largas descripciones inservibles, tanto de lugares como de personas, y
varias explicaciones repetitivas (se ve que Domingo tenía miedo
de que no le entendiéramos) embarran, de tanto en tanto, la lectura.
Pero si queremos ser justos con el libro, también hay que decir
que contiene pasajes memorables, los cuales consiguen, junto con la fuerza
de la trama, llevarnos hasta un impresionante desenlace.
Así que acordáte: El mundo invertido y Hacedor
de mundos. Y si después de leerlos te empezás a preguntar
cosas como ¿no estaré dentro de un video juego del año
5689? o ¿será toda mi vida el sueño de un cimarrón?,
entonces, quizás, seas el Elegido... :
Dato cthulhu: El protagonista de Hacedor de mundos se
llama David Cobos, pero inexplicablemente en la edición de Ultramar
Editores se nos dice, en la contratapa, que el hombre que vive toda la
aventura es un tal... ¡Javier Ortega! ¿Qué pasó?
¿Estaba borracho el reseñador? ¿O esta incongruencia
es algo así como el gato negro de Matrix, una prueba de
que nuestra realidad está siendo manoseada?
Festival
sangriento
Nos
hallábamos en nuestra caverna subterránea, contemplando
una hermosa colección de cráneos de lechuzas circenses y
saboreando unos bocadillos de amígdalas de pingüinos, cuando,
de repente, nos llegó un inconfundible olor a tripa reventada y
eructo de hombre lobo. Sin dudarlo un segundo nos levantamos de las recién
adquiridas sillas de huesos de chupacabras, y seguimos por las calles
de Buenos Aires, cual infalible perro de caza, aquel bello perfume. ¿Cómo
describir la sorpresa que experimentamos cuando el rastro terminó
en las puertas del complejo Tita Merello? Supusimos que nos habíamos
equivocado, que nos había fallado el olfato. Adentro parecía
haber mucha gente. Seguramente se llevaba a cabo un ciclo del maravilloso
cine de Groenlandia, o proyectaban las comprometidas películas
de algún director nacido en la Antártida. ¿El olor
que nos había llevado hasta aquel sitio pertenecería a alguna
rata en descomposición o algo así? Entonces fue cuando vimos
los afiches. Sí, los afiches en la puerta de entrada anunciaban
que allí se llevaba a cabo el BARS IV - Buenos Aires Rojo Sangre
2003... ¡Espectacular! Claro, de ahí venía el aroma:
de los apilados celuloides de terror, fantasía y ciencia-ficción
que componían semejante evento ¡Adentro del Tita, entonces!
No nos arrepentimos. Este truculento festival, que ya va por su cuarta
edición (la primera se llevó a cabo en diciembre de 2000
en el microcine de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
de Buenos Aires), presenta cortos, medios y largometrajes. La selección
de material va desde películas con gran repercusión internacional,
hasta cortos nacionales cuyo presupuesto no supera los tres pesos. A modo
de pantallazo revelador vaya el siguiente resumen que incluye sólo
algunas de las cintas que integraron la variedad que se pudo disfrutar
en el BARS IV:
Vidocq
(Francia, 2001): Con mucho ambiente de comic, peleas a lo Matrix e intriga
detectivesca, este thriller fantástico nos lleva tras los pasos
de una extraña criatura que parece estar relacionada con la muerte
del famoso investigador Vidocq (Gérard Dépardieu). Esta
película es la opera prima de Pitof (hermano, ¡no te podés
llamar así!), quien antes se dedicaba exclusivamente al arte de
los efectos especiales.
La casa maldita (Italia, 2003): Escrito y dirigido por Ivan Zuccon,
el film entrecruza, dentro de la misma casa, tres historias basadas en
relatos de nuestro guía espiritual H. P. Lovecraft: "La casa
olvidada", "Los sueños en la casa de la bruja" y
"La música de Erich Zann".
Rostros usurpados (Argentina, 2003): Un policial fantástico
que mezcla asesinatos, visiones proféticas, infidelidades y gitanos.
Fue hecha íntegramente en Tandil (con técnicos y actores
locales). Y contiene una perlita: el regreso de Jorge Montejo... ¿Que
quién es? ¿Te acordás de "Paolo el rockero"?
Aquel personaje que tuvo su momento de fama en programas como "Domingos
para la juventud" y que llegó al cine en alguna de las últimas
comedias de Olmedo y Porcel. Bueno, el mismo.
¿Quién puede matar a un niño? (España,
1976): Un joven matrimonio llega a una hermosa isla para disfrutar sus
vacaciones..., pero ¿por qué los días pasan y no
encuentran a ningún adulto en el lugar, sólo niños?
¿No me digan que los pibitos eliminaron a todas las personas mayores
de la isla? ¿No me digan que quieren hacer lo mismo con el matrimonio
feliz? ¿No me digan que... ? ¡Corran, corran!
Viaje al fin de la noche (Argentina, 2002): Vampiros y remises,
en un sangriento licuado. No te quejés que no hay un problema en
la proyección: es así, está filmada en blanco y negro.
Piedra, papel o tijera (España, 2002): Corto con mensaje:
nunca confíes en las puertas, y sobre todo en las que conducen
al más allá.
El mundo de los martes (Argentina, 2001-2002): Mediometraje basado
en un relato de Philip José (sí, ¡José!) Farmer,
acerca de un futuro que guarda una solución para la superpoblación:
cada ser humano tiene asignado un solo día a la semana para vivir.
Los otros seis días "duerme". Así tenemos una
humanidad para el lunes, otra para el martes... El relato "El mundo
de los martes" terminó llevando a Farmer a escribir las novelas
Mundo de Día, en 1985, y Rebelde del Mundo de Día, en 1987.
Doctor Infierno (España, 2002): Científicos locos
y enfermeras karatekas... ¿qué más se puede pedir?
Y
por si este pantallazo no te basta, tenemos una entrevista exclusiva con
Mad Campri, quien escribió y dirigió Run Run Bunny!,
uno de los siete largometrajes argentinos que se estrenaron en el BARS
IV.
Run Run Bunny! contiene chicas malas como las de Russ Meyer, mafiosos,
luchadores de catch, demonios travestidos, sexo, tiros, sangre... ¡maravilloso!
Este jugoso reportaje fue obra de Matías Orta (que no es amigo
de Pitof), un colaborador de lujo para Galaxia Cthulhu. ¡Gracias,
Matías!
MO:
¿Cómo surgió la idea de la película?
MC: El verano pasado, una persona me propuso invertir una plata
en una serie de cortos. La idea era hacer, más o menos, diez
cortos. Pero al final llegamos a la conclusión de que era más
interesante invertir todo en un largometraje. Con el incentivo de tener
un pequeño presupuesto, enseguida me puse a trabajar en el guión.
Un montón de ideas y personajes, que me venían dando vueltas
en la cabeza desde hacía algún tiempo, fueron la base
de lo que terminó siendo la historia de la película.
MO:
¿Cómo hicieron para filmarla?
MC: Fue duro, pero, comparándolo con otras producciones
ultraindependientes, el proceso fue bastante rápido. El presupuesto
era muy bajo, sin embargo partimos de la idea de que ya habíamos
filmado cortometrajes con presupuestos ridículos, entonces dijimos:
"Bueno, si con cincuenta o cien pesos pudimos hacer un cortometraje
de veinte minutos, con tres mil pesos tenemos que andar más que
bien". Sin embargo, no fue así. En la medida que empezó
la preproducción, la plata se fue gastando, gastando, gastando,
y no queríamos abandonar el nivel de exigencia que veníamos
trayendo. Lo más duro fue el alquiler de la cámara, que
sin embargo nos pudo haber costado mucho más. Con los efectos
especiales tuvimos suerte: Juan Manuel, la persona a cargo de Buenos
Aires FX, nos hizo un precio accesible. Así que bueno, terminada
la preproducción había que empezar a filmar... pero el
primer día de rodaje ya nos quedamos sin presupuesto. Ni siquiera
teníamos plata para transporte, así que arrastramos muebles,
luces, trípodes, y todo a pie o en colectivo. O por ahí
llegábamos a juntar unos pesos y nos podíamos tomar un
taxi (para las cosas más pesadas). Tampoco había plata
para catering, así que prácticamente filmábamos
sin comer todos los días. A veces lográbamos ir al supermercado
a comprar unos sandwiches. No había café, ni gaseosa,
ni agua. Muchas de las jornadas eran nocturnas, así que tampoco
había nada abierto dónde comprar. Se filmaban entre 40
y 60 planos por día para poder terminar cuanto antes. Filmábamos
en un ambiente de psicosis, pero conseguimos llegar a dónde había
que llegar.
MO: En la película se ven influencias muy claras: Russ
Meyer, Greg Araki (por los colores) y uno de los personajes parece salido
de un film de David Lynch...
MC: ¿Te referís a Mephis? También se parece
a un personaje salido de una obra de Broadway. Son 31 años de
ver películas. Si bien no toda la vida vi un cine "sofisticado"
como el que puedo ver hoy, siempre vi un cine mucho más básico,
"de barrio": los spaghetti westerns, cine de terror... Pero
sí, son muchos años de ver películas y de querer
juntar todo eso en una sola historia. Inevitablemente te planteás
hacer una película en la onda de Fulano, en la onda de Mengano,
pero después se empieza a sumar todo. Y así salieron un
montón de plagio-homenajes a Russ Meyer, a Hershell Gordon Lewis,
también a Brian de Palma... Me gusta David Lynch, pero en ningún
momento me planteé filmar escenas a lo David Lynch, aunque probablemente
algo se haya colado.
MO: ¿Por qué se decidió que los actores
hablaran en inglés?
MC: Yo ya había hecho dos cortos hablados en inglés.
Todo empezó como un experimento, cuando estaba haciendo un corto
que no iba a tener sincro de voces. Aquello lo filmé todo sin
sonido, y a la hora de agregarle las voces me pareció interesante
que fueran en inglés. Cuando encaré el guión de
Run Run Bunny!, me di cuenta de que en castellano nunca iba a poder
crear el clima que pretendía. A su vez, no quería que
la película fuese o pareciese un intento de imitar un film clase
B norteamericano. Por lo tanto, tratamos de que los personajes parecieran
multiétnicos, para dar la sensación de ningún lugar
o de cualquier lugar en el mundo. Así que tenemos personajes
mexicanos, latinos... no había ninguno oriental, pero me hubiese
gustado tenerlo. Algunos de los personajes hablan mejor inglés,
otros hablan peor. Algunos combinan el inglés con el castellano
o con alguna palabrita del francés. De hecho hay un bloque hablado
en castellano. La idea era generar esa extrañeza.
MO: ¿Cómo hiciste el casting? ¿Tenés
actores fetiche?
MC: Cuando escribí el guión de Run Run Bunny! lo
hice pensando en el grupo de actores con el que vengo trabajando. Y
esto, a veces, puede traer ciertas complicaciones. Por ejemplo, a Guillermo
Lombardi, el actor que hace de Fritz, no le gustaba la idea de ser poseído
sexualmente por un diablo travestido. Pero tuve que insistirle porque
el papel había sido escrito para él. Igualmente me faltaban
muchos actores para completar todos los personajes, y se tuvo que recurrir
a un casting. Y en el casting soy medio kamikaze, porque no hago casting
propiamente dicho, sino que entrevisto a los actores en un bar. Primero
me fijo si el entrevistado tiene el fisique du rol para el personaje.
Segundo, trato de percibir si podré trabajar bien con él.
Me resulta más interesante hacerlos leer una línea de
texto antes que se me pongan a contar acerca de su vida y de la actuación.
Es un método que me resulta.
MO: Quedé muy impresionado con la calidad que lograron
con la imagen digital. No parece hecha en video. ¿Cómo
lo lograron?
MC: Venimos trabajando mucho en video. El video es nuestro soporte.
Somos de la generación del video. Creo que el video digital viene
a reemplazar hoy en día a lo que fue el 16 mm en otras generaciones
de cineastas. Hoy filmar en 16 no le conviene a nadie. Nosotros por
accesibilidad filmamos en Mini DV, y después fuimos mezclando
otras texturas: también hay imágenes de VHS, imágenes
captadas por una camarita digital de las de foto. Si hay algo que no
quería era que la película tuviera esa imagen plana que
da el video. Entonces sabíamos que teníamos que reventar
con los colores. Buscamos una imagen lo más tridimensional posible.
Usamos un filtro con el que fuimos retocando colores, el contraste,
para lograr una imagen más voluminosa. El video es un muy buen
soporte. Permite filmar mucho, de manera económica, permite manejar
los colores y también permite ver lo que estás filmando.
Yo creo que está mal explotado. Es cuestión de buscarle
la vuelta y saber sacarle el jugo.
MO: ¿Cómo sigue el camino de la película?
¿Pensás mandarla a más festivales?
MC: Es lo que hay que hacer. Hay que recorrer el camino de los
festivales. Mar del Plata, el Festival de Cine Independiente de Buenos
Aires, ahora estamos mandando una copia a un festival de Estados Unidos...
Y en la medida que podamos iremos mandando copias a todos los festivales
hasta ver cómo podemos ubicar la película. Lo ideal sería
llegar a las salas cinematográficas. Me parece que es una película
que pide salir en pantalla grande, a pesar de todas las desprolijidades
técnicas y todo lo trash que pueda ser. Pero nunca se sabe el
destino final, si una cajita de video, Internet... Pero todavía
es temprano, ya que recién se exhibió en público
una sola vez, y nos venimos manejando con la repercusión de esa
única exhibición. Y fue bastante buena.
MO: ¿Cuál es tu visión del panorama de cine
fantástico y bizarro local? ¿Creés que hay una
especie de surgimiento?
MC: Es evidente que hay una nueva generación de cineastas
fanáticos del fantástico, pero también hay mucho
esnobismo en esto. Lo bizarro es una especie de moda cool en la que
mucha gente se quiere anotar. También ayuda mucho a otra gente
a autojustificarse. Es como tocar punk. O sea, un montón de bandas
tocaron buen punk y un montón de bandas se autojustificaban tocando
punk para poder hacerlo mal y que nadie les dijera nada. "Total
es punk". Y acá pasa lo mismo. En lo bizarro se autojustifican
un montón de cosas que no pasan por las desprolijidades técnicas
ni por cuestiones presupuestarias. Pero de todos modos me parece mejor
que haya a que no haya. Es más interesante, bueno o malo. Yo
tampoco tengo la autoridad para juzgar el trabajo de los demás.
Me parece bárbaro que la gente que quiera hacer cine pueda ver
que se pueden hacer cosas buenas con muy poquitos medios. Creo que eso
es casi una revolución cultural.
MO: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
MC: No pretendo parar de filmar. Aunque tengo pendiente producir
para otros directores. El tema es disponer de tiempo para hacer todo.
Y la financiación, por supuesto. En lo personal, el proyecto
más cercano sería casi una secuela de Run Run Bunny!,
pero llevaría otro nombre, como una secuela no reconocida. También
me gustaría realizar un spaghetti western futurista... Hay varias
ideas interesantes, siempre en la misma línea, al menos por ahora.
Hasta que me aburra voy a seguir haciendo esto.

Terror-Top
Y
seguimos buscando los cinco mejores relatos de terror de todos los tiempos.
Por ahora, tus votos consagraron a:
- La
política del cuerpo; de Clive Barker.
- El
pozo y el péndulo; de Edgar Allan Poe.
- El
pantano de la Luna; de Howard P. Lovecraft.
- Si
tomas mi mano, hijo mio; de Mort Castle.
- La
vida de la muerte;
de Clive Barker.
Si
en este momento estas pensando: "Pero, ¿cómo no pusieron
La mancuerna del sudado, de Inspirado Battilana?"; dejá
la bolsa de pochoclo y enviá tu voto a galaxia@elaleph.com,
y tu alma se purificará.
Un
momento, por favor
Si
sos de esos que, a pesar del "¡No, otra vez no!" gritado
a coro por tus familiares y amigos, agarrás el control remoto de
la video, detenés la película que estás viendo junto
a ellos, y la rebobinas un poquito para observar por octogésima
cuarta vez esa escena que te parece una maravilla; entonces ¡este
nuevo ranking de Galaxia Cthulhu es para vos! Sí, no nos alcanzaba
con un solo ranking, así que engendramos otro, el flamante "Un
momento, por favor": la lista de las cinco mejores escenas del cine
fantástico de todos los tiempos.
Ahí
tenés:
-
El escalofriante comienzo subacuático de Inferno (Inferno,
1980), en donde una joven descubre unos sótanos inundados bajo
un edificio.
-
Casi en el final de Volver al futuro 2 (Back to the future
2, 1989), Marty Mcfly (Michael Fox) se queda atónito ante
la desaparición de la maquina del tiempo con el Doc. Brown
(Christopher lloyd) adentro. Entonces, en ese mismo instante, por
una calle solitaria y bajo una terrible tormenta nocturna, se acerca
un auto, el cual traerá una increíble sorpresa para
Marty y los espectadores.
-
El final de El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Proyect,
1999), a grito pelado en una casa abandonada en el medio del bosque.
Y con la bruja que no ve nadie... pero a la que todos vimos.
-
Otro final, pero ahora es el de la japonesa Ringu (Ringu,
1998), con esa linda muchachita de pelos mojados saliendo del aljibe,
y caminando hacia nosotros, hacia la pantalla del televisor por el
que la miramos, acercándose cada vez más, y más,
hasta que... ¡Nooooo!
-
La agarrada a piñas entre Neo (Keanu Reeves) y Mr. Smith (Hugo
Weaving) en la estación del metro en Matrix (Matrix,
1999).
Si
después de leer el Ranking estas pensando: "¿Cómo
no pusieron la escena en la que le explota la cabeza a un stripper, en
la aclamada película La axila del leñador?"; dejá
de depilarte el bigote con cera y mandá tu voto a galaxia@elaleph.com.
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