Todavía aturdido por la crueldad del destino, escuchó a su mujer
que le decía:
-"No sé cómo planteártelo más claramente. ¡Me voy con Domingo! ¿Lo
oyes? Hace tiempo que estamos juntos. Tú ni cuenta te has dado, lo que prueba tu
falta de interés en mí. Varias veces he querido decírtelo. Ahora estoy decidida
y él también. Viviremos juntos".
Pipo quedó mudo.
Isabel abrió la puerta del automóvil y, sin decir siquiera adiós,
bajó del coche, detuvo un taxi, le hizo tomar por una calle hacia la derecha y
desapareció en el Centro de la ciudad.