https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Notas impasibles" de Fernando de Trazegnies (página 2) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Sábado 20 de abril de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  (2)  3  4  5  6  7  8 
 

-"¿No me compra uno para que se la haga igual a sus amigos?"

Isabel había continuado durante todo ese tiempo su quejumbroso discurso:

-"...ya no me haces caso los domingos, sólo quieres trabajar, no te preocupas de que yo esté contenta..."

La fila se puso en marcha. La caja automática del automóvil hizo el cambio sin que Pipo tuviera que preocuparse de ello, pasando del esfuerzo del primer impulso a la comodidad de toda rutina. La transición fue como una pequeña vacilación, una casi imperceptible duda inmediatamente superada, como si el vehículo hubiera tenido momentáneamente la intención de incumplir, de no obedecer al conductor, arrepintiéndose de inmediato de su inoportuna rebelión.

A medida que se acercaban al Centro, las calles estaban más congestionadas de autos y las veredas más atestadas de caminantes con prisa que sorteaban dificultosamente los innumerables puestos improvisados de venta que habían extendido su mercadería por la acera. Como de costumbre en vísperas de elecciones municipales, las pistas habían sido levantadas por alguna obra que justificara la permanencia en el cargo del actual alcalde. El tráfico había sido desviado, apartándolo de la avenida principal y orientándolo hacia estrechas callejuelas. La circulación se hizo más lenta, el calor más agobiante. Pipo cerró totalmente su ventana por temor a los ladrones de relojes y puso en funcionamiento el aire acondicionado. Una corriente fresca entró de inmediato en la cabina, anunciando su presencia con un silbido sordo que parecía protestar contra el estrépito de la música tropical que difundía la radio y las monótonas lamentaciones de Isabel.

Los últimos árboles quedaron atrás, como si hubieran echado a correr en la dirección contraria. La calle se angostó y a ambos lados crecieron edificios pequeños, elegantes en la época de los abuelos, ahora tugurizados y descuidados. La planta baja había sido convertida en tiendas y por las puertas y ventanas rebalsaban los libros y las revistas, los sostenes y los calzones para damas, las butifarras y las empanadas de algún café popular y hasta algunos muebles baratos de dudoso gusto, tapizados con enormes flores coloridas que aspiraban a extender sobre la vereda los salones de una casa absolutamente artificial. Aquí, un cartel amarillo anunciaba con letras rojas los servicios de un cerrajero; más allá un cartel rojo con letras amarillas ofrecía comprar oro y cualquier tipo de joyas; una academia de baile situada en el segundo piso descolgaba por su balcón un aviso abusivo. Y, a través de una ventana, podía verse a un individuo desnudo, sentado tras una mampara que le cubría hasta la cintura, disimulando su incomodidad detrás de un periódico que simulaba leer mientras esperaba que su único traje fuera lavado "al instante" por una máquina que trepidaba a su costado.

 
Páginas 1  (2)  3  4  5  6  7  8 
 
 
Consiga Notas impasibles de Fernando de Trazegnies en esta página.

 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Notas impasibles de Fernando de Trazegnies   Notas impasibles
de Fernando de Trazegnies

ediciones Deauno Documenta

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com