9.
Finalmente, Ignacio Medina Núñez ofrece una perspectiva sobre "Diversas visiones
sobre Norteamérica", señalando que se han desarrollado distintas miradas sobre
el proceso histórico que han tenido los Estados Unidos para constituirse en la
nación poderosa que son, tanto en su ámbito interno como externo. El apartado
ofrece una breve síntesis de algunas de ellas a partir de algunos autores
significativos, enfatizando sobre todo la relación de Norteamérica con el sur
del continente, la región que hoy llamamos América Latina. Las distintas miradas
se reflejan en los siguientes autores: 1) la visión de Francisco de Miranda en
el Siglo XVIII; 2) los trabajos de Alexander Humboldt sobre Hispanoamérica en
los primeros años del siglo XIX; 3) la democracia en América observada por
Alexis de Tocqueville a partir de 1831; 4) la caída del capital social
norteamericano en el siglo XX vista por Robert Putnam; 5) las acciones de
pillaje del imperialismo norteamericano exhibidas por Petras, Galeano y González
Casanova. Se observa, entonces, que Estados Unidos ejerce un gran nivel de
atracción en su sistema económico y político y, por ello, hay admiración por su
sistema en un contexto donde una gran cantidad de latinoamericanos siguen
emigrando hacia allá; pero también su gobierno representa un factor de rechazo
por el gran número de agresiones militares a los países del sur y por el
establecimiento de una relación asimétrica en donde el norte ha podido extraer y
canalizar gran parte de los recursos naturales del sur.
Al
final del proceso electoral norteamericano, en noviembre del 2008, se tiene que
reconocer que ha habido un cambio muy importante en los Estados Unidos. Al
interior del partido demócrata, la batalla fue larga y acerba entre Obama y
Hillary Clinton, pero terminó con la victoria del primero; en la contienda final
entre McCain y Obama, sabemos ahora el resultado holgado del segundo sobre la
mentalidad conservadora y militarista del primero, que fue acompañado por la
también conservadora y militarista Sara Palin.
El
resultado ciertamente fue cómodo y claro si hablamos de los votos electorales: a
una semana de las elecciones, Obama/Biden llevaban 365 sobre los 162 de
McCain/Palin. También en el Senado tendrán mayoría los demócratas con
posibilidad de lograr entre 57 y 60 curules; en el congreso, además, de los 435
lugares (voting members), los
demócratas conquistaron una mayoría de 255, que significan 20 posiciones más en
relación a la composición anterior de la House of representatives. Sin embargo, a nivel de votos entre ambos partidos, la
diferencia era solamente de 6.5 puntos porcentuales, lo cual muestra que, aunque
perdieron la presidencia, el 46.1% de los electores votaron por las posiciones
del partido republicano mientras que Obama ganó con el 52.1%[5].