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     Las consecuencias de la incredulidad -aumento de los vicios habituales, disminución del haber diario, un poder despótico sin ninguna limitación, una grotesca y antinatural caricatura de gobierno, un poder intermediario opresor, la absorción de la medula del pueblo, la fuerza popular disminuida por este poder intermediario- son inevitables bajo un gobierno sin fe, que desprecia los derechos de la divinidad y de la humanidad.

     La sensación del pueblo ante el uso antinatural del derecho paternal es la descomposición de la fuerza de los lazos puros de la Naturaleza que existen entre el príncipe y su pueblo.

     Esta buena y maternal naturaleza humana ata los lazos de las relaciones ciudadanas mediante la ventura de los goces recíprocos.

     Y la sensación popular, el sentimiento nacional de dicha por estos goces, consagran y bendicen estas relaciones por medio del agradecimiento, el amor y la creencia en sus príncipes.

     Yo hago sonar las cuerdas que se hallan distendidas, y cuyo sonido no está de moda. ¡Búrlate de ellos, sonido bailarín, calumnia gorjeadora; ahoga a gritos su fuerza! La verdad y el puro sentido humano procuran la tranquilidad.

     Toda la fuerza de la humanidad es únicamente fértil por su creencia en la divinidad; el sentido paternal del príncipe -origen único de toda la ventura de un pueblo- es también una consecuencia de la creencia en Dios.

     Hombre, por bajo que estés, si tu príncipe es hijo de tu Dios, su poder es un poder paternal.

     El ejercicio rigoroso, impertinente, de sus derechos, no es el sentido paternal; no es el sentido de la creencia en Dios: es la corrupción de los quehaceres supremos del príncipe y de su país; la corrupción del puro sentido filial de la nación con el príncipe.

     Así, pues, no puedo llamar traición a esta costumbre tan general de las gentes ilustradas del príncipe.

     ¿Pero en qué es ello menor a cuando el derecho paternal del príncipe se muestra como un derecho para el bien y para el mal, para lo justo y para lo injusto?

     ¿En que es menor a cuando alteran la dicha doméstica en nombre del príncipe, no guardan la propiedad y cubren la inocencia de injurias y oprobios?

     Lazo de unión de la humanidad en su ventura; creencia del príncipe y de su pueblo en el señor supremo de la humanidad; creencia en Dios, únicamente tú preservas a la humanidad de aquellos escollos.

     Toda incredulidad es indiscreta; la creencia en Dios, el sentido filial de la humanidad respecto a la divinidad es la elevación serena en toda la fuerza de su acción.

     La extenuación relumbradora, radiante de su ser; el valor arriesgado, audaz en el peligro y en la ruina, son las fuerzas de la humanidad que desvían de Dios el sentido filial.

 
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de J. E. Pestalozzi

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