- A mí si que me agrada.
- ¡Ah! ¡vamos! Por la golosina de las veinte
libras.
- No, señor; por el deseo de servir a mi país,
pues el hecho de venderme me causa vergüenza, tanto, que no tomaré
las veinte libras.
- ¿Cómo te llamas?
- Natalis Delpierre.
- Muy bien, Natalis; eso me gusta.
- Y yo estoy encantado de agradaros, mi Capitán.
- Y si tienes ánimos y voluntad para seguirme,
irás lejos.
- Os seguiré tambor batiente y con la mente
encendida.
- Te prevengo que voy a dejar el regimiento de la Fére
para embarcarme. ¿No te repugna el mar?
- Absolutamente nada.
- Está bien; pues le pasarás. ¿Has
oído decir que allá, muy lejos, se hace la guerra para
arrojar a los ingleses de América.
- ¿Qué es eso de América!