Durante el mando del coronel Serre de Gras se me hizo cabo, con
gran satisfacción mía. En tiempo del coronel Wardner se me
nombró sargento, lo cual me produjo mayor satisfacción
todavía.
Yo tenia entonces trece años de servicio, una
campaña y ninguna herida. No se puede menos de convenir en que era una
buena carrera. No podía subir más arriba, puesto que, ya lo
repito, no sabia leer ni escribir. a pesar de iodo, yo continuaba silbando, y,
sin embargo, comprendía qué es poco decoroso en un suboficial el
hacer concurrencia a los mirlos.
¡El sargento Natalis Delpierre! Verdaderamente,
había motivo para tener un poquito de vanidad, y para ponerse en sitio
donde todo el mundo pudiera verme. Por esta razón, mi reconocimiento para
el coronel Wardner no tenia límites, a pesar de que era rudo como el pan
de centeno, y que con él era preciso adivinar las palabras. Aquel
día, los soldados de mi compañía hicieron fuego sobre mi
mochila, y yo me mandé poner en las mangas unos preciosos galones, que no
debían subir nunca más arriba del codo.
Nos hallábamos de guarnición en Charleville,
cuando pedí y obtuvo una licencia de dos meses, que me fue concedida.
Precisamente la historia de esta licencia es la que he procurado recordar
.más fielmente. Las razones de esto son las siguientes. Desde que
tomé el retiro, tenido ocasión repetidas veces de referir mis
campañas, durante nuestras veladas, en la aldea de Grattepanche. Los
amigos que me escuchaban me han comprendido casi siempre todo al revés o
han entendido tan poco, que bien puede decirse nada. Unas veces, uno
decía que yo había estado a la derecha, cuando precisamente me
había encontrado a la izquierda; otras veces, otro comprendía que
me había hallado en la izquierda, siendo así que yo había
dicho a la derecha. Con este motivo se originaban disputas y discusiones, que no
alcanzaban ni siquiera en opuesta de dos vasos de sidra o de dos cafés.
Sobre todo, en lo que menos se entendían era lo que me había
sucedido durante mi licencia en Alemania. Por consiguiente, puesto que ya he
aprendido a escribir, me encuentro en el caso de tomar la pluma para contar por
escrito la historia de esta licencia.