Al día siguiente encontráronle levantado al pie
de su lecho, y muy temprano fuele a ver su abogado señor Landais.
-Conforme le dijo el Presidente del Tribunal, tiene usted tres
días para presentar el recurso de casación, ¿no lo
oyó, amigo Doriat?
-¿Y qué adelanto?
-Ganar tres días, y en tres días,
¿quién sabe lo que puede suceder?
Firmó Doriat la demanda., porque le era igual
después de todo, y, puesto que iba a morir, su firma no haría que
le condenasen. A los tres días volvióse a presentar el
señor Landais en su celda.
-Han desechado el recurso -díjole, -¡e queda el de
pedir el indulto.
-¿Y para qué? -volvió a preguntar
Doriat.
-Para salvar la vida, si el Emperador quiere. En todo caso,
también así ganaremos algunos días. Sus hijos de usted, su
esposa e hija, ocúpanse en buscar las pruebas de su inocencia.
-Es demasiado tarde.