Gozaba Montmayeur de bastante celebridad por sus trabajos
científicos acerca del platino, y era la persona de más viso entre
los jurados. Tenía un cuerpo elegante y robusto, elevada estatura y su
rostro moreno rodeado de barba negra, era bastante bello, pero rudo. En esa
fisonomía, resaltaba la energía lo mismo en su frente ancha y
cuadrada que en la seca curvatura de la nariz, o en los rasgos firmes de la boca
o en la barba muy pronunciada; pero donde se observaba esto, sobre todo, era en
sus ojos, de mirada, dominante y dura.
En el instante a que nos referimos, tenía la cabeza
inclinada, y fijábase su mirada en la mesa, sobre la que veíanse
algunos papeles en los que tomara sus notas. Estaba muy pálido, y a veces
turbábase su mirada apagándose su viveza. Tosía con mucha
frecuencia llevándose, cuando esto le sucedía, el pañuelo a
la boca, pero, ¿era más bien para ahogar la tos nerviosa que le
molestaba, o bien para tener un pretexto para enjugarse el sudor que
humedecía sus manos?
El Presidente del Tribunal se dirigió al Procurador
imperial:
-¿Desea el ministerio fiscal replicar al letrado
defensor 2
-No, señor Presidente, no tengo nada que
añadir.