El Presidente preguntó al acusado
-¿No tiene usted nada, Doriat, - que alegar en su
defensa?
El acusado seguía llorando, y sin dejar de sollozar hizo
algunos signos negativos, intentó hablar y su garganta dejó pasar
con dificultad las palabras, entre las que tanto el público como los
jurados y el Tribunal sólo entendieron las de
-¡Inocente! ¡Inocente!
-Han terminado los debates -dijo el Presidente, empezando a
hacer el resumen con pocas palabras y muy precisas. -Señores jurados, en
concepto del señor Procurador imperial y refiriéndose al acta de
acusación de que se les dio lectura, se acusa a Doriat de haber asesinado
en la noche del 5 al 6 de mayo al llamado Bourrellle, en su domicilio, en la
granja de las Bernadettes, crimen que tuvo el robo por móvil.
Según la opinión de su elocuente defensor, señor Landais,
el acusado no es culpable ni de asesinato ni de robo. Han oído ustedes,
además, las negativas del acusado, que sostiene que es inocente. He
aquí, pues, señores jurados, las preguntas a que tienen que
responder.!