–Claro, apurémonos.
¿Encontrarían a su hermano? Esa pregunta
había puesto a prueba los nervios de Jacob desde que salieron de su casa.
Es que todo lo que les habían dicho era que Johann Cristoph era organista
en San Miguel, Ohrdruf, pero en Eisenach nadie sabía donde vivía.
Seguramente su padre lo sabía, pero él ya no estaba... y a Jacob
se le humedecieron los ojos al pensar en la muerte de Johann Ambrosius.
Sí que se apuraron. A media tarde estaban frente a San
Miguel. Entraron por una puerta lateral y la mirada severa de un joven alto,
flaco y de ojos saltones, que sin duda era el sacristán, los detuvo
enseguida.
–Dios sea con usted -dijo Johann Sebastian por vía
de saludo. Y agregó:
- Queremos saber dónde vive Johann Cristoph Bach.
Sus palabras no tranquilizaron al hombre, al contrario, ahora
parecía tan irritado como si fuera a empujarlos a la calle sin más
discusión, cuando en tono de burla dijo:
–¿Y puedo preguntarles quiénes son los que
solicitan esa información?
Johann Sebastian, usando las pocas energías que le
quedaban dijo, dirigiéndose al piso:
–Yo soy Johann Sebastian Bach, este es mi hermano Johann
Jacob Bach. Somos hermanos de Johann Cristoph.