Ventanas
tapiadas, ristras de ajo esparcidas por el porche, espejos rotos colgando
de la puerta de entrada, música de Schoenberg al máximo, botellas vacías
de whisky, estacas a medio afilar. Perciben una presencia a sus espaldas,
un aliento pestilente, el frío en su cuello... Demasiado tarde: Soy
Leyenda (I Am Legend, 1954), el escalofriante clásico de Richard
Burton Matheson (EE UU, 1926), los ha atrapado.
¡Sal,
Richard!: Luego de esquivar balas en la Segunda Guerra Mundial y exámenes
en la Universidad de Missouri, el joven Matheson comprendió que lo suyo
era la literatura. Aconsejado por Donald Berwick, editor de Esquire, consiguió
un trabajo nocturno (para los más capciosos: tipeaba direcciones para
los envíos de revistas), mientras dedicaba el día a pergeñar sus historias.
Fruto de sudar y sudar la gota gorda, logró vender "Nacido de hombre y
mujer" ("Born of man and woman", 1950, traducido al español en El Gran
Libro del Terror, Ed. Martínez Roca), relato con el que comenzó a
ganar notoriedad, y que, cuatro años después, le daba título a su primer
libro de cuentos.
El
éxito ya lo esperaba, en forma de no-muerto, agazapado en la esquina.
La
historia: La dramática supervivencia de Robert Neville, el último
humano en una tierra infestada de chupasangres (y conste que, en este
caso, no nos referimos a banqueros o políticos).
La
leyenda vive: Y Soy Leyenda salió a la luz -o a las tinieblas,
como gusten-, colocando a Matheson entre los grandes de la literatura
fantástica. Y no es para menos. La novela marcó un hito al revitalizar
el fatigado tema del vampirismo con abundante plasma de la mejor ciencia
ficción. Sumen a eso la tremenda descripción de la claustrofóbica y solitaria
vida de Robert Neville, sólo comparable en fuerza a la de los maestros
del policial negro americano. Y el final, con la potencia de todo buen
estacazo definitivo, directo al corazón del lector: un sorprendente giro,
enrolado en la mejor tradición del horror existencial, que dejará con
las mandíbulas abiertas hasta al más pintado.
Con
la piel de gallina: (Cap. 5) En medio de una de sus didácticas masacres
vampíricas, ¡Neville descubre que su reloj se ha detenido! ¡Oscurece y
nuestro héroe aún debe cruzar la ciudad para llegar a su casa-fortaleza!
Las
muchas formas de una leyenda: Es importante la influencia que Soy
Leyenda tuvo sobre películas revolucionarias como La noche de los
muertos vivientes (Night of the Living Dead, George Romero,
1968), pero lo cierto es que, para esa época, la novela ya contaba con
una adaptación cinematográfica: El último hombre vivo (L'Ultimo
Uomo della Terra/The Last Man on Earth, Ubaldo Ragona/Sidney
Salkow, 1964), coproducción italoamericana, de bajísimo presupuesto, en
blanco y negro, y con el tío Vincent Price de protagonista. Luego llegaría
El Hombre Omega (The Omega Man, Boris Sagal, 1971), con
Charlton Heston enfrentándose a una horda de negros albinos de peinados
afro (como verán, la imaginación de los guionistas no conocía límites).
Robert
Neville también supo hablar a través de globitos en sendas adaptaciones
al cómic: Richard Matheson's I Am Legend (Eclipse) y I Am Legend
(Malibu Comics) son sólo algunos ejemplos. Por estas latitudes, Gustavo
Amézaga y Meriggi hicieron lo propio en el cómic post-apocalíptico Crazy
Jack, en el capítulo titulado "El diario de Buster Cannon".
Datamatheson:
Richard también brilló como guionista. En 1956, llegó a Hollywood para
adaptar su excelente novela El hombre menguante (The Shrinking
Man, 1956), que se convertiría en el éxito de la Universal titulado
El increíble hombre menguante (The incredible Shrinking Man,
Jack Arnold, 1956). Desde entonces no paró un segundo. Colaboró en cuatro
de las ocho películas del ciclo Corman-Poe: La caída de la casa Usher
(House of Usher,1960) y El pozo y el péndulo (The pit
and the Pendulum, 1961) son algunas de ellas. Para televisión, escribió
el guión del primer film de Steven Spielberg: Reto a muerte (Duel,
1971). También metió la cuchara en series clásicas como Kolchak
y La Dimensión Desconocida (por ejemplo, el recordado capítulo
"Pesadilla a veinte mil pies", donde William Shatner se arrancaba sus
últimos pelos por culpa del monstruo que saboteaba el ala de su avión).
Stir of Echoes (1958), otra gran novela de Matheson, fue llevada
recientemente al cine: Ecos Mortales (David Koepp, 1999), con Kevin
Bacon interpretando a un tipo al que la hipnosis le sienta verdaderamente
mal.
El hombre también recibió premios prestigiosos. En 1989, The Horror Writers
of America le otorgó el Bram Stoker Award por su libro Richard Matheson:
Collected Stories. Al año siguiente, repitió el Bram Stoker; esta
vez, por los logros de toda una vida.
Habla
Mort Castle: (Responde a la pregunta de cuál es el libro más aterrador
que haya leído.) "Sin dudas, el maravilloso Soy Leyenda de Matheson.
Yo tenía 22 años -una muy buena edad para descubrir el libro más aterrador,
y una muy buena edad para hacer un compromiso con la literatura de terror-.
[...] Terminé Soy leyenda a las dos de la madrugada y estuve despierto
hasta la hora de ir a trabajar".
Habla
Stephen King: "[Matheson] fue el primer tipo que me pareció estaba
haciendo algo que Lovecraft no había hecho antes. El horror ya no venía
de Europa del este, sino del Seven-Eleven más cercano [...]".
Habla
Roger Corman: "Siempre colaboré estrechamente con los guionistas.
Con Matheson era muy fácil, porque prácticamente el primer boceto que
ideaba era ya el guión definitivo".
Habla
Matheson: "Para mí, la mejor literatura fantástica consiste en poner
una gota de fantasía en una mezcla que es, por el contrario, completamente
objetiva, realista".
¿Sabés
lo que me contó un vampirito?: Después del fracaso de Ridley Alien
Scott y Arnold Terminator Schwarzenegger en llevar nuevamente al
cine Soy Leyenda, se rumorea que Michael La Roca Bay, en
la dirección, y Will Hombres de Negro Smith, en el papel de Neville,
estarían dispuestos a resucitar el proyecto. A cruzar los dedos.
Sienten
el sudor helándose en sus sienes, la garganta seca, un temblor en las
manos. Bajan un segundo el libro. Pero saben que volverán a él: Soy
Leyenda ya les ha contagiado el bacilo mágico que posee toda gran
historia.