
Por
Víctor Coviello
quehaydenuevo@elaleph.com

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El
vuelo de la reina
de
Tomás Eloy Martínez
Editorial
Alfaguara

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Hay muchas cosas a considerar en este vuelo formidable. En lo formal,
tenemos varios personajes reconocibles. Por un lado, un director sesentón
de un hipotético diario influyente llamado Camargo, un self-made-man
en apariencia incorruptible y audaz. Casado con una mujer fría y a la
que ya no quiere. Ambos, con dos hijas, una de las cuales padece cáncer.
Por otro, está la "otra", la aludida Reina del título, un mujer soltera
que ronda los treinta años, independiente y ambiciosa y que flecha, sin
proponérselo, al protagonista. Y como fondo, la desintegración de un país
-en este caso Argentina, aunque podría ser cualquier otro país subdesarrollado-
a causa del abandono de los ideales comunes de nación por otros más mezquinos.
Hasta acá, el tema no parecería ser tremendamente original. La clave está
-y como toda gran obra posee- en el tratamiento dado. Eloy Martínez,
que ya venía afilando su pluma con libros como La Novela de Perón
o Santa Evita, da pruebas de un gran oficio narrativo así como
también de verdadera inspiración literaria. Al su amplio dominio estilístico
le suma gran calor a los personajes y situaciones. Además, transmite con
firmeza la sensación de abandono del personaje central, y con sutileza
la de un país. No en balde esta novela fue honrada con el importante premio
Alfaguara de España, con un jurado de notables como Carlos Fuentes, entre
otros.
Sólo para objetar, el último capítulo -porque el final ya es anticipado
prácticamente desde el principio- es muy poco interesante y desparejo
con respecto al vuelo rasante del resto. Este desliz no le quita mérito
de ninguna manera al gran retrato de una tragedia personal y colectiva
pergeñado por el escritor argentino.

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El
calígrafo de Voltaire
de Pablo De Santis
Editorial
Seix Barral

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Esta
novela, grata, bien narrada, de uno de nuestros buenos escritores argentinos,
confirma que hay una generación literaria que no está perdida. En este
delicado, sensible homenaje al arte de escribir -escribir en el sentido
estricto de la palabra, ya que podemos sentir hasta el pulso, la tensión
de la palabra impresa al horadar el papel- se complementa con ideas y
otros tantos homenajes.
La historia en sí parte con un pequeño personaje llamado Dalessius, calígrafo
francés fallido, que por una torpe pero también curiosa circunstancia
es enviado al castillo de Ferney donde pasa sus últimos años un achacoso
Voltaire, a esas alturas amado y odiado por igual.
El afamado artista le encarga una serie de misiones que nuestro joven
amigo debe solucionar con la improvisación del héroe. Y aquí es donde
la novela no se vuelve memorable: aunque el autor haya pretendido tal
vez darle estrictamente determinada soga a la historia, esta deja un poco
insatisfecho al lector. Si habláramos justamente de caligrafía, se podría
decir que los trazos son firmes, el pulso controlado pero las letras no
llegan a distinguirse del todo. Así están bien, claro. Se pueden leer
bien, disfrutamos de su arte pero sentimos que algo falta. La novela,
entonces, no profundiza en muchos aspectos o anécdotas que quedan sin
resolución aparente. Por citar un ejemplo, aparece el tema de los autómatas,
abordado por E.T.A Hoffman en el siglo XIX como antecedente directo de
los robots modernos. La idea de De Santis nos introduce con esa excusa
en un universo alucinante, pero otra vez sólo nos entorna la puerta. Inclusive,
el mismo personaje de Voltaire es como una sombra que se desliza por los
márgenes de la historia sin adquirir un peso, inclusive el que le demanda
el mismo título, a la narración. No obstante eso, por lo dicho al principio,
la novela tiene momentos muy logrados e imágenes sólidas que la hacen
ampliamente recomendable.

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Shangai
Baby
de Wei Hui
Editorial
Emecé

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Esta
novela, difundida muy astutamente como la novela prohibida por el régimen
chino y no sólo eso, sino también por haber sido quemados 40.000 ejemplares
en plaza pública, es nada más y nada menos que un típico producto barato
made in China. Este trabajo es como esos paraguas de igual procedencia
que podemos adquirir por unos pocos pesos en caso de tormenta. A simple
vista, como el paraguas, la novela es atractiva inclusive en su presentación.
Si la hojeamos un poco, encontramos epígrafes de artistas modernos, beat
o contemporáneos, como Dalí, William Burroughs o Madonna. Capítulos cortos
para no cansar al lector y la historia de la artista que quiere ser, en
una nueva sociedad occidentalizada. Pero como el bendito paraguas, que
es demasiado chico y con un poco de viento se nos da vuelta, o se traba
el mecanismo o se agujerea, este producto literario es igual: cuando insinúa
erotismo se queda en los márgenes, copiando burdamente a Marguerite Duras,
por ejemplo. También intenta sensibilidad y profundidad a través de su
protagonista llamada Nike -aunque ella se hace llamar Coco por Coco Channel
pero no por su creatividad sino por su cuello estilizado-, pero entra
en reflexiones fútiles y cursis como: "Las cosas pasan en la vida una
tras otra velozmente y ni siquiera te das cuenta que las estaciones cambian,
de que el tiempo pasa rápidamente". Finalmente, trata de mostrar el contraste
entre esa cultura de occidente y las viejas costumbres. Pero apenas las
insinúa. Entonces, ¿por qué este libro tiene éxito también en nuestro
ámbito? Porque como el paraguas, nos permite aunque sea un rato asomarnos
a un mundo que nos parece extraño, aunque sea más cercano de lo que nosotros
creemos, y una vez que lo leemos/usamos lo desechamos sin ningún remordimiento.
Participación
especial de Marcelo di Marco

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Aventuras
del coronel Dagger
de Abel A. Domenech - dibujos de Antonio Domenech
Editoción
de Autor

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Hubo
un tiempo magnífico en que los hombres estaban dispuestos a jugarse el
pescuezo por las causas justas, un tiempo en que el valor, la amistad,
el heroísmo y el coraje no eran apenas bonitas palabras. El libro del
que les hablaré nos recuerda aquel pasado. Dueño de un ímpetu narrativo
ajeno al espíritu light que prevalece en la actual narrativa argentina,
Abel Domenech vuelve a la carga con su particular estilo. Alejado de los
intercambiables argumentos al uso, el autor del clásico Del facón al
bowie, nos entrega Aventuras del coronel Dagger, un libro de
cuatro vibrantes relatos que tienen como protagonista a un personaje legendario
-"un aventurero un poco a la Indiana Jones. Un ex militar norteamericano,
un 'duro' con algo de romántico y nostálgico en su corazón", en palabras
de Domenech-. Hermoso por dentro y también por fuera, gracias al diseño
de tapa y a las excelentes ilustraciones de Antonio Domenech, padre de
Abel, Aventuras… se hace un lugar en lo mejor de la narrativa de
género que ha dado nuestro país, en línea directa con la literatura del
admirado Hugo "Corto Maltés" Pratt. Equilibrando su don de buen narrador,
Domenech despliega su gusto por los temas sobrenaturales y su internacionalmente
reconocida erudición sobre armas blancas y de fuego. Así aparecen, coprotagonizando
las historias junto con el coronel James B. Dagger, los temibles compañeros
del soldado: el cuchillo kukri de los gurkas, el kris malayo, la daga
FS de los comandos británicos de la Segunda Guerra, la eterna Colt .45.
Pero la información que Domenech brinda sobre estas armas no se antepone
al brillo de los argumentos; su autor sabe lo que hace: en 1992 había
ganado el Primer Premio en "Cuento", otorgado por la Fundación Amalia
Lacroze de Fortabat. Mis lectores ya están acostumbrados: jamás revelo
argumentos. -para eso está la obra, esperándolo a cada uno-. Sólo diré
que Aventuras del coronel Dagger sintetiza, con garra literaria,
sentimientos que hoy están estúpidamente devaluados: el heroísmo, el espíritu
de aventura, la hombría de bien. Un libro valioso, en suma, que se lee
con placer y entusiasmo.
Marcelo
di Marco
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