CONTENIDOS
Bienvenida
Participar del Taller
Cuaderno de Apuntes
Fragmentos de TCYC
Fragmentos de HEV
Foro de Discusión
Antología del Taller
Nuestro Boletín
  NUESTRAS SECCIONES
Inicio elaleph.com
Biblioteca
Editorial
Librería
Club de Lectura
Facsímiles
Enfoques
Subastas
Buscador
Foros de Discusión
Chat
 
 

Por Guillermo Barrantes y Martín Valiente
galaxia@elaleph.com

 

El Exorcista cero: Génesis de una precuela

El exorcista (The exorcist; 1973), El exorcista II (The exorcist II - The heretic; 1977), El exorcista III (The exorcist III; 1990) y la reciente reposición de El exorcista con escenas nunca vistas conforman el universo fílmico de la historia creada por las endemoniadas neuronas de William Peter Blatty. Pero como el negocio funciona, esta colección de exorcismos no parece terminar aquí. Sí, como lo leyó: habrá nuevos vómitos verdes chorreando de la pantalla.
Utilizando nuestro poder telepático (conferido por la picadura de un escorpión tartamudo de Saturno, también telepático), nos tomamos el atrevimiento de introducirnos en su mente y transcribir las preguntas que usted se esta haciendo después de leer nuestro siniestro anuncio. Permiso. Estas son sus preguntas:

¿Cómo? ¿Una cuarta parte de El exorcista?

¿Qué nos van a contar ahora? ¿Que el Padre Karras, resucitado gracias a una poción mágica que la Iglesia guardaba en secreto, debe viajar al pasado para exorcisarse a si mismo antes de tirarse por la ventana?

Antes de que sea usted el que se tire por la ventana, sepa que la productora Morgan Creek planea realizar no una secuela, sino una precuela de El exorcista (Sí, mi amigo, como George Lucas con Star Wars).
La película se centrará en la primera batalla entre el Padre Merrin y el demonio, en África.
Ojalá que la recaudación no sea el único objetivo de la productora.
Lo mantendremos al tanto de esta nueva (o vieja) posesión.

 

 

¿Qué hacés esta noche, muñeca?

Qué une a unos fieros gánsters de la década del '30 con... ¡muñecas! Y no nos referimos a las de carne y hueso -ni siquiera a las inflables-, sino a una curiosa variedad de juguete asesino. La terrible respuesta, queridos galaxianos, se encuentra en una pequeña joya, casi olvidada: ¡Arde, bruja, arde! (1932) del también ignoto por estas pampas, Abraham Merritt (EE UU,1884-1934). Merritt, conocido en el país del norte como uno de los grandes escritores de "novelas de raza" (historias de aventuras protagonizadas por una raza mítica o desconocida), mezcla magistralmente en esta novela, y para que no desentonen los colores, la magia negra con el policial negro. Todo comienza en New York, en los tiempos de la Prohibición, cuando il capo di tutti capi, Julian Ricori, recurre al doctor Lowell para que atienda a uno de sus secuaces, que ha caído en un misterioso estado catatónico. De ahí en más, el bonachón doctor Lowell, rabioso racionalista, digno antepasado de Scully -nuestra seductora heroína de Código X-, se embarcará en una investigación que lo llevará a descubrir unas "adorables" muñecas-zombie que, con sus tropelías nocturnas, darán un significado muy literal al -ya de por sí escalofriante- hit "Corazón con agujeritos".

Con la piel de gallina I: (Cap. 11) En la habitación de sus padres, una pequeña duerme, inocente ella, con su muñeca-zombie, y a medianoche...

Con la piel de gallina II: (Cap. 8) La visita de la enfermera Walters a la trastienda del negocio de madame Mandilip.

Dato cthulhiano I: Existe una adaptación cinemátográfica de ¡Arde, bruja, arde! llamada The Devil Doll (1936), dirigida por el maestro Tod Browning, y con la actuación de Lionel Barrymore en el papel de madame Mandilip (sí, leyeron bien: madame; en esa época a los actores se les daba por hacer de mujeres).

Dato cthulhiano II: En 1934, Merritt publicó la continuación de la novela: ¡Arrástrate, sombra!, arrástrate! (sí, en esa época también robaban con segundas partes).

Dato cthulhiano III: Merritt escribió una historia en colaboración con C. L.Moore, Robert E. Howard, Frank Belknap Long Jr. y el padrino post-mortem de esta sección: el abuelito Lovecraft. El relato se llama "El desafío del más allá" y fue publicado en Las mejores historias de horror de Forrest Ackerman (Ed. Bruguera).

Todavía siguen ahí, ¡qué están esperando!: elaleph.com tiene una versión de la novela que pueden bajarse gratis. Vuelen ya a la página del libro y... cuidado con los bonecos noctámbulos.

Acerca del exótico arte de titular extraordinariamente una creación literaria o la apabullante revelación que nos brinda la erudita experiencia de dotar al cuento u ornamentación del espíritu de una justa bienvenida al sentido que el hombre ha dado en llamar visión, reconociendo así, a la persona humana, como miembro del universo

Elegir un nombre para nuestra mascota o, aún peor, para nuestros propios hijos, no es nada fácil. Y si a lo que hay que ponerle nombre es a un cuento... bueno, esta tarea puede llegar a transformarse en el mayor desafío al que pueda enfrentarse un ser humano.
Todos bien sabemos que un buen título es aquel que tiene fuerza, que atrapa al lector desde el índice del libro, que refleja en unas pocas palabras la totalidad del relato. Aunque, para ser honestos, debemos decir que en nuestro amado género de robots y demonios, eso de "en unas pocas palabras" es bastante relativo. Hay autores que a la hora de ponerle nombre a sus criaturas literarias no escatiman en letras, regalándonos títulos infinitos.
David. R. Bunch es el creador de Moderam, una tierra habitada por hombres-máquina que conviven en una guerra eterna. A la hora de buscar títulos para sus creaciones, Bunch se consagra como uno de los autores más originales en el campo de la ciencia-ficción. "El andante parlante hombre sin pena" ("The Walking. Talking I-Don't-Care Man"; 1965) es un buen ejemplo. Y aunque las siete palabras (veintinueve letras) que conforman el título de este cuento (cuyo protagonista es un robot que busca a Dios) es una buena marca para empezar, el mismo Bunch lo dejará a usted con la mandíbula acalambrada cuando trate de leer el título de otro de sus cuentos; prepárese: "El día alto azul en que vi venir girando el tren negro del cielo" (That high-up blue day that saw the black sky-train comme spinning; 1968). Trece palabras (cincuenta y tres letras), como para pedir habitación doble en cualquier índice. Detrás de tamaño título se esconde una rara historia acerca de dos viejos borrachos que planean un inesperado apocalipsis.
Buscando a alguien que superara la marca del creador de Moderam descubrimos, en la misma década (al parecer, los sesenta presenciaron el auge de los títulos largos), un nuevo título: "Veo a un hombre sentado en una silla y la silla le esta mordiendo la pierna" ("I see a man sitting in a chair and the chair is biting his leg"; 1967), superando al amigo Bunch en cantidad de palabras (quince), pero no así en cantidad de letras (cuarenta y ocho). Y para colmo no lo firma una sola persona, sino dos: Robert Sheckley y Harlan Ellison. Y con respecto al argumento tenemos que decir que es tan extraño como su título: imagínese un buen día en el que todo lo inanimado ---desde las sábanas de su segura cama hasta el chicle que tiene usted en la boca- cobrase vida (y le adelantamos que las sillas no serán las únicas con mal carácter...).
Ahora bien, quince palabras no fueron suficientes para detener a Galaxia Cthulhu. Así que juntamos coraje e hicimos un último esfuerzo en la búsqueda de alguien que superara la marca del dúo mordido por la reposera. Y lo conseguimos. Encontramos un título aún más largo. Y, atención: ¡pertenece a un autor argentino! Sí, Carlos Suchowolski dio la sorpresa y superó las marcas más exigentes. Si los títulos anteriores lo dejaron a usted sin aliento, este lo mandará directo al pulmotor. Con el teléfono de Emergencias a mano intente leerlo sin tomar aire: "El pico en su sitio y las plumas en la cabeza hasta que haya máquinas en el cielo"; (1987) ¡Dieciocho palabras! ¡Sesenta y cuatro letras! Un desafío a la vista. ¿La historia? Un viajero del tiempo queda varado en el siglo IX: la máquina que lo llevó hasta ahí se averió. La única solución que encuentra para volver a su futuro es convertirse en inmortal -gracias a una poción mágica que le entrega un brujo- y esperar a que los años pasen, uno a uno, al ritmo normal del tiempo, hasta que haya máquinas en el cielo, como dice el título.
Y así es nomás; el récord queda en casa... por ahora: si usted conoce algún titulo que quiebre nuestra marca, envíe su hallazgo a galaxia@elaleph.com. Esperamos ansiosos... con el M. E. T. R. O. (Medidor Especial de Títulos Raros y Ostentosos) en la mano.

Dato cthulhu: Si estos inconmensurables títulos le dejaron a usted unas inconmensurables ganas de leer las inconmensurables historias que esconden, agradezca a la deidad o al demonio que le plazca, porque nos agarró en un día de los buenos. Así que nos apiadamos de usted y le entregamos el listado de libros y revistas en donde puede encontrar, completos, los cuentos que hemos mencionado:

  • Bunch, David R. "El andante parlante hombre sin pena" ("The Walking. Talking I-Don't-Care Man"). El péndulo Nº5 - Segunda época. Buenos Aires. Ediciones de la Urraca (1981).
  • Bunch, David R. "El día alto azul en que vi venir girando el tren negro del cielo" (That high-up blue day that saw the black sky-train comme spinning). Antología de ciencia-ficción Nº10. Barcelona. Editorial Bruguera(1974).
  • Sheckley, Robert y Ellison, Harlan. "Veo a un hombre sentado en una silla y la silla le esta mordiendo la pierna" ("I see a man sitting in a chair and the chair is biting his leg"). Antología de ciencia-ficción Nº13. Barcelona. Editorial Bruguera (1974).
  • Suchowolski, Carlos. "El pico en su sitio y las plumas en la cabeza hasta que haya máquinas en el cielo". Historia de la fragua y otros inventos. Buenos Aires. Ultramar Editores (1988).

 

Terror-Top
Seguimos recibiendo tus votos para elegir los cinco mejores cuentos de terror de todos los tiempos.
El cthulhu-ranking
del mes de diciembre, según el recuento de votos es:

  1. La política del cuerpo; de Clive Barker.
  2. El pantano de la Luna; de H. P. Lovecraft.
  3. El pozo y el péndulo; de E. Allan Poe.
  4. El gato negro, de E. Allan Poe.
  5. Si tomas mi mano, hijo mío; de Mort Castle

Si en estos momentos está pensando: pero cómo dejaron afuera a El albino que chupaba melones en la montaña, de Seberino Miguelete, ¡dele!, comuníquese con nosotros y deje su voto.

 

 
  INDICE DE LA SECCIÓN
El Exorcista cero
¿Qué haces esta noche...
Acerca del exótico...
Terror Top
   SECCIONES
¿Qué hay de nuevo, Viejo?
Buscando letras en la telaraña
Galaxia Cthulhu
Alto Vuelo
La Claqueta
Cómo escriben los que escriben



 

 

 

(c) Copyright 1999-2003 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com