Y lo mejor de todo era que ambos eran lo suficientemente
adultos como para poder disfrutar de su aventura plenamente sin estúpidas
complicaciones emocionales. La pasión hubiera arruinado todo; ambos
entendían eso muy bien. Además, todo ese tipo de cosas
había terminado para los dos... él tenía treinta y un
años, ella treinta... Habían tenido sus experiencias, y
éstas habían sido plenas y variadas, pero había llegado la
época de la vendimia... la. vendimia. ¿Acaso sus novelas no
serían grandes novelas? Y las obras de teatro de ella.
¿Quién sino ella tenía ese exquisito sentido de la
verdadera Comedia Inglesa?...
Con cuidado cortó la torta en pequeños trozos
gruesos y él extendió la mano para tomar uno.
-¿Te das cuenta qué rico que está?
-imploró ella-. Cómelo con imaginación. Entorna los ojos si
puedes y gústalo con el aliento. No es un sandwich de la bolsa del
sombrerero... es la clase de torta que podían haber mencionado en el
Libro del Génesis Y Dios dijo: "Que haya torta. Y hubo torta. Y Dios
vio que era bueno".
-No necesitas suplicarme -dijo él-. De veras que no
necesitas hacerlo. Es algo raro pero siempre me fijo en lo que como aquí
y nunca en ninguna otra parte. Supongo que eso me pasa por haber vivido tanto
tiempo solo y por estar siempre leyendo mientras como... mi costumbre de
considerar a la comida sólo como comida... algo que está
ahí, en ciertos momentos... para ser devorado... que está... para
no estar-. Rió.
-Eso te escandaliza. ¿No es cierto?