Una historia fiel, escrita desde el punto de vista de los
indios resultaría sumamente interesante de leerse. Pero los pieles rojas
están muertos, de manera que nunca sabremos en qué forma los
impresionó la llegada de los extranjeros, en 1620, lo que es, en verdad,
una lástima.
Durante muchas centurias, el Viejo Testamento fue la
única historia de la vieja Asia que pudieron descifrar y comprender
nuestros abuelos. Mas, hace un siglo, comenzamos a aprender a leer los
jeroglíficos de Egipto y hace cincuenta años descubrimos la clave
de la misteriosa escritura con punzón, de Babilonia. Ahora sabemos que
existía un aspecto muy diferente de las historias relatadas por los
antiguos cronistas judíos.
Los hemos visto cometer los errores de todos los historiadores
de su propia patria y comprendemos en qué forma tergiversaron la verdad
para acrecentar la gloria y el esplendor de su propia raza.
Sin embargo, todo esto, lo repito, no pertenece esencialmente a
mi libro, pues no estoy escribiendo una historia del pueblo judío, ni
defendiendo o atacando sus hechos. Me estoy limitando tan sólo a repetir
su propia versión, de la antigua historia asiática y africana. No
estudiaré, pues, los textos críticos de historiador eruditos. Una
pequeña Biblia, adquirida por la suma de diez centavos, me
proporcionará todo el material que, tal vez, pueda necesitar.
Si ustedes hubieran empleado la palabra "Biblia" ante
un judío del siglo primero de nuestra era, no habría sabido a
qué se referían, pues el vocablo es relativamente nuevo: fue
inventado en el siglo IV, por Juan Crisóstomo, patriarca de
Constantinopla quien se refería a la colección de los Libros
Santos de los judíos como la "Biblia" o los
"Libros".
Esta colección ha estado creciendo en forma constante
durante casi mil años. Los capítulos, exceptuando algunos pocos,
han sido escritos en hebreo. Pero este idioma ya no se hablaba cuando
nació Jesús. El arameo - mucho más simple y de mayor
divulgación entre la gente común - había ocupado su lugar,
y varias de las expresiones proféticas del Viejo Testamento fueron
escritas en esa lengua. Mas, por favor, no me pregunten cuándo se
escribió la Biblia, pues no podría responder.