La
luz de la calle, me había obligado a hacer un rodeo, como de 10 o 15 metros, lo
que hacia más latente el peligro de que me descubrieran; Ya sean los vecinos o
tal vez la policía, quien me viera en aquella actitud tan extraña, me habría
confundido con un vulgar ladrón, ocasionándome graves problemas, impidiéndome
conocer la verdad.
Estuve
media hora observando y a veces intentando ingresar al lugar, pero era en vano,
demoraría mucho y quedaría muy expuesto, por suerte durante aquel angustioso
tiempo no paso
nadie, tuve la sensación de que alguien, aquellos que gobiernan los cielos, se
encontraba a mi favor e intentaba protegerme, haciéndome mas fácil la tarea;
Como Jasón y los Argonautas.
De
repente la vi, antes no me había percatado de ella, quizás por mi desesperación;
No podía creerlo, mi suerte no podía ser mejor, sé veía tan sencillo y tentador,
que debía ser verdad. La casa de enfrente, tenia un ventanal a la calle con una
reja tan fácil de escalar, que parecía una escalera, sin dudarlo un instante,
cruce rápidamente la calle y tras un breve vistazo hacia los lados, comencé a
escalar.
Ya me
encontraba en el techo de tejas, enfrentando a la ventana del departamento
poseía una especie de alero, en donde se encontraba instalado un tanque de agua;
Esto me brindaba el lugar perfecto para ocultarme y poder vigilar. Todas y cada
una de mis fibras se encontraban tensas, mi cuerpo requería acción, mi mente
apenas mantenía el control.
Me
ubique, tome los prismáticos y realice mi primera inspección. Pude observar
cómodamente como se retiraba el personal del negocio, vi algunas escenas
familiares; De a ratos la escena quedaba
vacía y era en esos momentos en los que mi mente con gran imaginación llenaba
los espacios vacíos, los veía cenando, conversando, aprestándose para el
descanso diario.