Por
desgracia no contaba con ningún tipo de experiencia en cambiar mi apariencia, lo
poco que uno ve en televisión o en el cine no sirve para lograr resultados, así
que tendría que apelar a mi ingenio, si por lo menos hiciera frío, ¡Me podría
poner una bufanda, un gorro y con el cuello de la campera levantado, podría
pasar desapercibido¡ Pero no era así, hacia calor,
calor...
Maldito
calor, solo lograba acrecentar mi ansiedad; finalmente y contra todo lo
previsible, decidí que la mejor hora para acercarme serian las 9 o 10 de la
noche y una vez allí, elegir el lugar o la forma de
entrar.
Las
horas pasaron lentamente, con displicencia y total desprecio por mi situación;
resulta desconcertante la concepción que tenemos del tiempo; cuando estamos
angustiados, este no pasa nunca y nos ahoga en ansiedad, o vuela raudamente
cuando estamos disfrutando de algo, dejándonos una sensación de insatisfacción.
También se nos hace eterno entre la decisión y el momento de la acción y corre a
la velocidad de la luz cuando estamos en la acción misma, con la adrenalina
invadiendo nuestro sistema, obligándonos a dar un paso mas, una acción más; Como
sea, el tiempo se burlo de mí, paso como quiso, como si alguna malévola deidad
pagana estuviera jugando con mi vida, experimentando con mis sentimientos y mis
reacciones; las agujas del reloj parecían inmóviles, como si el mundo se hubiera
detenido, como si no existiera el presente, futuro o
pasado.
Al
fin, el reloj dio las 10, rápidamente me cambie de ropa, por suerte llevaba un
pantalón oscuro y tenia algunas camisas en el mismo tono. Tome mis cigarrillos,
mi billetera y el estuche de mis lentes, no fuera que por no ver, no pudiera
cumplir el trabajo, ¿ estaba listo...?, Mientras repasaba mentalmente las cosas
que debía llevar conmigo, me percate del paquete sobre la mesa, los guantes y la
cámara fotográfica que había comprado esa tarde en una casa de ofertas, según el
catalogo la cámara que contaba con un par de lentes para acercamiento, zoom
dirían los profesionales, podía tomar fotos de noche como si fuera de día, desde
una distancia de 30 metros, yo no pensaba estar a mas de 10. También había
adquirido unos pequeños prismáticos, en fin; cargue con todo y por fin estuve
listo.