Abstraído
en mis pensamientos, llegue a la salida de la terminal, donde fui acosado por
taxistas y remiseros. Debía instalarme rápidamente, mi búsqueda de la verdad
podía llevarme mucho tiempo aunque no contaba con él, ya que debía presentarme a
trabajar el próximo lunes, solo contaba con la semana en
curso.
Conocía
un poco la ciudad, así que decidí alojarme en un hotel conocido, tenia que armar
mi estrategia, si no planificaba bien mis próximos pasos, corría el riesgo de
fracasar en mi misión, todo seria en vano, la duda devoraría mis pensamientos,
mi mente, mi espíritu. ¡Hasta podrían descubrirme! Y no tendría una explicación
lógica para mi proceder ¿quien iba ha creer mi experiencia? ¡La viví yo!, ¡Nadie
era mi testigo!, Como cuando uno ve un platillo volador o tiene una experiencia
paranormal, me podrían tildar de loco, podría perderlo todo. ¡Dios, dame
fuerzas!
Finalmente,
luego de media hora de bocinazos, insultos y frenazos, llegamos al hotel. Me
registre y subí rápidamente a mi habitación, prendí el aire acondicionado a su
máxima potencia, el calor, ese calor...; Luego de un baño relajante y
dosificador, me senté ha almorzar, debía juntar todas las energías posibles para
lograr el éxito en mi tarea.
Lo
primero era entrar al lugar o conseguir otro, desde el cual pudiera vigilar, y
tal vez confirmar mi visión. La situación indicaba que tendría que realizar mi
reconocimiento de día y ver las posibilidades existentes. No debía ser visto,
pero era imperioso realizar un reconocimiento o el fracaso sería mi única
recompensa.