El
primer pensamiento llegó acompañado de una imagen clara, turbulenta, con un
sentimiento de furia incontenible, como nunca en mi vida había sentido, aunque
pensándolo bien, si la había experimentado antes, aquella vez en que mis hijos
estuvieron en peligro por un accidente. No pude menos que salir de mi
observación nocturna; ¡Juro, que intente reaccionar y analizar lo que estaba
sucediendo! Pero no pude y esto solo era el comienzo...
Estaba
totalmente conmocionado, incapaz de reaccionar, las imágenes seguían llegando,
una tras otra, cada vez mas claras, las sensaciones de violencia invadían mi
mente, contrayéndola como si se tratara de un shock eléctrico, la adrenalina
subió hasta niveles jamás alcanzados, la mente un caos de violencia, odio,
dolor. El pecho me latía con fuerza, la sangre se agolpaba en mis sienes ¡Oh
dolor!, Los pulmones pedían aire a gritos; y yo allí, sin poder resistirme, sin
reacción; mi voluntad echa añicos, me había convertido en un ente autista, sin
capacidad de reacción y limitado a ser tan solo, un mero espectador. De repente,
tal como había comenzado, terminó...