Escucho
voces, un sonido, el silencio, tardo unos instantes en reconocerlo, son las
voces de mis hijos. Preguntan que esta pasando, dicen haber visto a su tío
entrar a la habitación y haber escuchado
sonidos extraños. Acerco lentamente mi cabeza hacia el borde de la ventana,
puedo verlos, el se tapa hasta la cabeza, ella se levanta presurosa, se coloca
una bata sobre el cuerpo desnudo, el mismo que hasta hace solo instantes, se
encontraba frotándose, contrayéndose con el gozo de su
pecado.
Ella intenta atenderlos en la
puerta, pero mis hijos no la dejan, ella quiere convencerlos de que se trata de
un sueño, los chicos insisten, ella se pone frenética, les grita ¡Le esta
gritando a mis bebes! Finalmente, impotente y descubierta a medias, lanza una
bofetada ¡Ya no lo puedo soportar mas! Hago el ultimo esfuerzo, escucho el
llanto de los chicos. Estoy adentro, ella me ve, sus ojos no pueden dar crédito
a lo que ven, se desorbitan hasta casi salirse de sus cuencas, su boca intenta
emitir sonidos, pero solo logra nombrarlo.
Él
descubre su cara y me ve allí, apoyado en la ventana, sé con solo mirarlo de
reojo, que su alma lo abandonó, puedo sentir su miedo y me alimento de él. Cruzo
la habitación, hablo con mis hijos, los calmo, los alejo. Vuelvo ha entrar,
ellos están allí, de pie, el uno junto al otro, su miedo me llena, intentan
explicar, dicen que no es lo que parece, que no cometa locuras, que piense en
mis hijos. Ella intenta otras variantes, me dice que la estuve espiando, que soy
una porquería, que solo puedo pensar mal de la gente, que no me lo va ha
perdonar nunca. ¡Aves de rapiña! Aun no se han percatado, así que decido
enseñarles mi mano, ven la cámara, muestro mi otra mano con el rollo que cambie
¡Ahora saben! Ella rompe en lágrimas, pide perdón, dice que no sabe como pasó;
él intenta acercarse a la ventana ¿Desea huir? Iluso.
No
logra dar dos pasos, llego a él con toda la furia de los justos, siento su
cuerpo quebrarse bajo los golpes; En la lejanía escucho que ella grita; vuelvo a
la realidad del cuarto, la veo, veo su cuerpo haciendo cosas inimaginables, mi
ira, cual relámpago rompiendo el cielo, la alcanza, destroza su humanidad, cada
golpe que descargo, brinda anestesia a mi dolor.