Pasaron
los minutos, las horas, la eternidad, hasta que al fin, para descanso de mi
mente que había estado recordando la visión sin cesar, especulando, llenando
vacíos; el departamento se llenó de vida, allí se encontraban todos los
personajes, reían y parecía que todo era normal, cotidiano; Sin embargo, yo
sabia..., a esta altura de los acontecimientos había logrado la certeza de que,
lo que había vivido en aquel colectivo la noche anterior, sucedería en algunos
momentos mas y de que había tomado la decisión correcta al regresar, que tan
solo debía esperar, ser paciente...
A
través de los prismáticos, pude ver y seguir cada escena, cada movimiento, cada
palabra, que aunque no podía escucharlas, las intuía. Así pude ver como los
chicos, bajo protesta, iban dirigiéndose a sus camas y como, al cabo de
instantes, se encontraban profundamente dormidos, como bellos querubines,
ángeles del señor, sin maldad, solo amor e inocencia.
El
departamento volvió ha quedar a oscuras, podía ver las luces interiores
encendidas, pero nada mas, mi impaciencia comenzó a crecer, dude... ¡Qué estaba
haciendo allí, acaso había enloquecido! ¡Tal vez mi instinto me había engañado!
Quizás la visión fuera el regalo o una maldición del mismísimo Satanás,
posiblemente algún dios malévolo, en su indómito aburrimiento esta jugando a los
títeres con mi vida. Y si...
Mi
imaginación vuela, los veo aquí y allá, haciendo esto y lo otro, ¡Qué pasa!,
¡Necesito saber! He terminado mi primer paquete de cigarrillos, la noche ha
refrescado un poco, solo un poco, sin embargo, yo siento tanto calor, mi cuerpo
transpira, he empapado mi ropa, incluso he debido secarme la frente.