Luego el primero pasó su vista alrededor y vio una
pequeña arruga en su cama y dijo:
-¿Quién anduvo en mi lecho?
Los otros acudieron y exclamaron:
-¡Alguien se ha acostado en el mío también!
Mirando en el suyo, el séptimo descubrió a Blancanieves, acostada
y dormida. Llamó a los otros, que se precipitaron con exclamaciones de
asombro. Entonces fueron a buscar sus siete farolitos para alumbrar a
Blancanieves.
-¡Oh, mi Dios -exclamaron- qué bella es esta
niña!
Y sintieron una alegría tan grande que no la despertaron
y la dejaron proseguir su sueño. El séptimo enano se acostó
una hora con cada uno de sus compañeros y así pasó la
noche.
Al amanecer, Blancanieves despertó y viendo a los siete
enanos tuvo miedo. Pero ellos se mostraron amables y le preguntaron.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Blancanieves -respondió ella.
-¿Como llegaste hasta nuestra casa?