3. La globalización como
proceso
El análisis de los sujetos sociales, ontológicamente, a través de las formas
de control social de las estructuras modernas y posmodernas, nos sitúa,
finalmente, en el proceso de la globalización, en una de las fases del
desarrollo inmanente del capitalismo, el contemporáneo, es decir la valorización
del capital y la acumulación del capital pueden adoptar y han adoptado
históricamente, formas muy variadas, resultando por ende, indispensable para el
análisis de la "evolución" capitalista, distinguir las distintas formas de
valorización y acumulación del capital. A su vez, estas distintas formas se
apoyan en diferentes modos de producción, manteniéndolos, disolviéndolos,
adaptándolos y combinándolos, según lo exigen, bajo condiciones propias o
impuestas, las posibilidades y obstáculos de y para la valorización y
acumulación del capital.
De esta manera podríamos situarnos en el análisis de la coexistencia de las
distintas modalidades de acumulación que históricamente han existido y que
aparentan opuestas o sucesorias y evolutivas, pero que resultan condiciones
indispensables para la existencia de modelos hegemónicos de valorización y
expansión de la acumulación del capital. Incluso, la coexistencia de diversos
paradigmas productivos y de distintas modalidades de control expresan la
capacidad que el propio capitalismo ha demostrado a lo largo de la historia para
combinar diferentes formas de producción dentro del mismo sistema, incorporando
también formas no capitalistas. Así, nos encontramos, que en la fase
contemporánea del capitalismo, en el de la globalización neoliberal, ésta la
podríamos concebir inicialmente como un proceso complejo y multifacético cuyas
principales dimensiones son: 1) el mercado de bienes y el auge en la competencia
que la internacionalización representa; 2) los productos fabricados, puesto que
en un mundo globalizado estos tienden a homogeneizarse; 3) las cadenas de
proveedores e insumos que traspasan las fronteras nacionales; 4) la movilidad y
el origen global de las finanzas que sostienen las actividades económicas; 5)
los flujos de la mano de obra entre países; y, finalmente, 6) la organización
industrial dominada por las compañías transnacionales cuya "cultura corporativa"
no está limitada por fronteras entre países (Hollingsworth, Schmitter y Streeck
1994 p 289).