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En aquella oportunidad, sólo se representó en Uspatán el -Baile del venado- y, el "Baile de los moros-. El primero consistía en una contradanza ejecutada por ocho hombres disfrazados al ritmo de una marmiba. El atuendo de los bailarines era el siguiente: un sombrero de paja redondo, adornado con tela roja y blanca. El sombrero llevaba además un alto penacho de plumas rojas, azules, amarillas y blancas. La mayoría de las veces se trata de plumas de pavo teñidas. En algunos bailes se destaca dentro de ese penacho multicolor una pluma solitaria proveniente de la cola del quetzal. Los indios ocultan su rostro detrás de caretas, similares a las que se usan en nuestros bailes de máscaras, cuyos largos cabellos enrulados penden hasta los hombros del portador. Llevan a la espalda una capa corta de color amarillo, con bordados de oro, rematada en sus bordes por largos flecos dorados. Usan asimismo pantalones rojos de corte europeo, adornados con cuatro bandas transversales blancas o amarillas, cosidas en la mitad del muslo y en la parte inferior. Calzan los pies del bailarín, de ordinario desnudos, mocasines negros. En una mano sostienen una pequeña sonaja de lata de forma peculiar, consistente en una campana cónica, montada sobre un palo. Las sonajas de los antiguos indios eran diferentes. Consistían en una cantidad de pequeñas campanillas de cobre sin badajo, las cuales atadas a un cordón originaban el ruido necesario al golpearse unas con otras. A veces, suele encontrárselas en las sepulturas indias de México. Los bailarines de Uspantán llevan anudado a la muñeca un trapo que cuelga hacia abajo. En este baile que los hombres ejecutaron frente a una casa al son de una marimba, tomaron parte también cuatro muchachos envueltos en largos mantos bordados en oro y faldas rojas, y sobre cuyas cabezas llevaban una máscara de madera pintada en color castaño que reproducía el testuz de un venado. Bailaban los de los participantes y se inclinaban ante ellos. En el mismo grupo se encontraba un joven, cuya cabeza ostentaba la cabeza de un mono y parecía representar el papel del cómico. Durante esta danza no se habló, pero según me informó el sacerdote, había una -relación en idioma castellano que acompañaba a la acción. Simultáneamente, se realizaba frente a otra casa "el Baile de los moros". Como su nombre ya lo indica, es de origen español y representa una legendaria guerra de Carlomagno contra Temerlán. Participaban en ese baile ocho hombres: cuatro vestidos de europeos y otros tantos de moros. Con la diestra empuñaban una espada y con la izquierda agitaban sin cesar la sonaja de lata antes mencionada. Bajo el alero del rancho estaba ubicada la orquesta, integrada por un indio sin disfraz que batía el kohon y otro que tocaba la chirimía. Estos instrumentos constituyen el núcleo de la orquesta india antigua, mientras la marimba, como ya se ha mencionado, es de origen extraño. El kohon es un gran tambor confeccionado con un tronco de árbol ahuecado de unos noventa cm de alto y setenta y cinco cm de diámetro. Cubren los dos extremos trozos de cuero muy tensos, cuyas bandas están unidas a los lados del cilindro por cordones en zigzag. El kohon se toca con dos baquetas. Nuestro músico tenía el instrumento delante de sí y lograba algunas variaciones en el tono profundo del mismo descargando algunas veces una de las baquetas sobre el duro canto marginal. |
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Paseos y fiestas de la capital
de Joseph Burkart
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