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Varios jinetes armados de lanzas se presentan en el ruedo y algunos de ellos se ubican frente al portón, prontos para el ataque. El portón se abre súbitamente y de lejos se alcanza a ver al toro enardecido. La bestia corre hacia los hombres. Pero apenas ha traspuesto el portón, apenas lo ve la muchedumbre impaciente, se oye un ensordecedor grito de júbilo. El animal, no acostumbrado a esa manifestación, se detiene, pasea la vista a su alrededor extrañado y no es sino cuando los picadores lo empiezan a molestar, cuando se lanza sobre ellos. El picador, con la lanza apuntando hacia abajo espera sereno que el toro se le acerque, más aún avanza a su encuentro, pero elude su violenta cornada mediante un rápido y diestro uno del caballo y enardece más al toro con un leve lanzazo. A menudo, la temeridad del picador lo deja en una situación harto peligrosa. Inadvertidamente, puede quedar demasiado cerca de la empalizada para evitar el embate del toro y éste desgarra con sus astas todo el flanco de su cabalgadura, si un segundo picador no viene en su ayuda con bastante celeridad y desvía su furia del compañero en apuros. Retorciéndose de dolor y dejado fuera de combate por la imprevisión de su jinete, el noble bruto debe abandonar el ruedo.

Cuando el público se ha divertido bastante con este juego y el toro extenuado permanece quieto frente a los picadores que lo azuzan, apuntando sus cuernos hacia ellos, un son de trompeta hace abandonar a éstos el ruedo y aparecen en él los toreros.

Su papel es algo más peligroso. Actúan sin cabalgadura y van ataviados con trajes livianos, policromos, de aspecto fantástico. Por lo general completa el atuendo una pequeña capa roja. Con ayuda de esta capa y dardos adornados con cintas de colores, el torero azuza al toro, pero cuando éste se lanza sobre el hombre, el torero se aparta con destreza y en ocasiones se salva arrojándole el manto roto sobre los cuernos. No obstante, cuando la bestia lo persigue y se ve en una situación muy riesgosa, se escapa salvando de un salto la empalizada. Cualquier ataque temerario del torero, cualquier persecución que éste sufra por parte del animal y toda hábil maniobra para eludirlo cuando el toro cree haberlo cogido con seguro impacto, es festejado por la concurrencia con sonoras voces de beneplácito. A menudo, el toro logra acorralar a su adversario, pero en el preciso instante en que la bestia cree tenerlo a su merced, el torero se pone a salvo mediante un atrevido salto. Si llega a caer o se ve en peligro por algún descuido, uno de sus compañeros entra a lidiar desviando la atención del toro hacia su persona. El animal, cada vez más enfurecido es llevado al borde de la rabia con la ayuda de dardos provistos de cohetes y petardos que le son arrojados al cuerpo y al pescuezo, pero principalmente a la cabeza. Cuando estalla el primer cohete el toro hunde sus cuernos en la arena, a veces embiste la empalizada y cada uno de sus inútiles intentos por librarse de los cohetes es acompañado por las ruidosas carcajadas de los espectadores. El siseo, el crepitar y detonar de los cohetes se torna cada vez más intenso. El toro parece reconocer lo infructuoso de sus esfuerzos y acaba por quedarse inmóvil, extenuado y largando espuma de rabia.

A una nueva señal, los toreros son relevados y hace su aparición en el ruedo el matador, el campeón, armado de una espada corta.

Su atuendo es de seda roja o azul, lleva calzones cortos, medias de seda v zapatos, Una capa corta roja, o bien sólo un retazo de tela roja le sirve para excitar al toro y cuando la bestia arremete, le asesta una segura estocada en la nuca que debe hacerla caer a sus pies sin vida. Lesiona el prestigio del matador tener que repetir la estocada por no haber conseguido con la primera la muerte instantánea de la bestia.

Los portones se abren de súbito y dos caballos o mulas enjaezados y adornados con cintas son conducidos al ruedo para retirar al toro sacrificado, y mientras es arrastrado por la arena resuena en las gradas un griterío ensordecedor.

 
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Paseos y fiestas de la capital de Joseph Burkart   Paseos y fiestas de la capital
de Joseph Burkart

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