El conocimiento, o sólo la duda, de lo complejo de la cuestión le iría trayendo poco a poco a la idea de resolverla según es, con remedios variados como lo son los males que dan lugar a ella, y conformes al país y al momento en que han de aplicarse. Las traducciones literales, malas en literatura, son peores en sociología, como puede verse por muchos ejemplos, y entre otros, las huelgas sin conocimiento del estado de la industria cuyos trabajos se interrumpen, y sin cajas de resistencia.
A medida que los pueblos se civilizan, el número de sus relaciones aumenta; y sien ellas no hay equidad, será mayor el daño para los perjudicados: esto no es difícil de hacer comprender al obrero. En un pueblo salvaje no hay jardines públicos, ni ley de reemplazo, y no puede cometerse la injusticia de no imponer la multa al que coge una flor si es persona de quien teme o espere algo el municipal, y de que vayan a la guerra y den su sangre y su vida los que no tienen dinero para redimirse.
Con algunos ejemplos bien elegidos se puede poner de manifilesto que la vida social es una serie de relaciones sociales, y cuáles se verifican equitativamente, y en cuáles no hay equidad, y cuánto y a quién perjudican estas últimas.
También debería hacerse una
clasificación de las leyes en justas e injustas, poniendo de manifiesto
el daño material que de estas últimas resulta.
Decimos material, porque la fase
económica de cualquier asunto es la que más interesa al obrero y la primera sobre que se le debe llamar la atención, procurando después volverla hacia la parte moral, demostrándole que si la inmoralidad se gradúa mucho, la prosperidad material es imposible: esta demostración es, por desgracia, muy fácil en España.
Cuando el obrero tuviese ideas bastantes, rectificaría muchas erróneas de lasque hoy tiene; no iría ciego a estrellarse contra los efectos, como quien ignora la causa, y no siendo insensato para pedir lo imposible, podría ser fuerte para exigirlo justo.