https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Victoria Accoramboni" de Stendhal (página 5) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Sábado 18 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7 
 

Después de esta muerte. repentina, Victoria Accoramboni, acompañada por su hermano Marcelo y toda la corte M difunto príncipe se trasladó a Padua, al palacio Foscarini, alquilado por el príncipe y situado moca de la Arena.

Poco después que ella llegó su hermano Flaminio, que gozaba de gran predicamento cerca del cardenal Farnesio. Victoria emprendí entonces la, diligencias necesarias para conseguir el pago del legado que le había hecho su marido, el cual ascendía a sesenta mil piastras en efectivo que debían serle pagadas en el plazo de dos años y esto aparte de la dote, de la contradote y de todas las joyas, objetos de valor y muebles que estaban en su poder. El príncipe Orsini había dispuesto en su testamento que, en Roma o en cualquier otra ciudad, a elección de la duquesa, se le comprara un palacio por un valor de diez mil piastras y una «viña» (casa de campo) de seis mil; ordenó además clac proveyera a su mesa y a todo ,u servicio como cumplía a una mujer de su rango. El servicio debía ser de cuarenta domésticos, con el correspondiente número de caballos.

La signora Victoria tenía mucha esperanza en el favor de los príncipes de Ferrara, de Florencia y de Urbino, y en el de los cardenales Farnesio y De Médicis, nombrados albaceas por el difunto príncipe. Es de observar que el testamento había sido enviado a Padua y sometido a las luces de los excelentísimos Par tizolo y Menochio, primeros profesores de esta universidad y hoy tan célebres jurisconsultos.

Llegó a Padua cl príncipe Luis Orsini para llevar a cabo lo que tenía que hacer con respecto al difunto duque y a su viuda e ir seguidamente a hacerse cargo del gobierno de la isla de Corfú, para el que había sido designado por la serenísima república.

Surgió por lo pronto una dificultad entre la signora Victoria y el príncipe Luis cobre los caballos del duque, que, según el príncipe, no entraban, en paridad, entre los muebles; mas la duquesa probó que debían ser considerados como muebles propiamente dichos, y se decidió que la viuda se serviría de ellos hasta ulterior resolución; Victoria presentó como fiador al signor Soardi de Bergamo, condottiero de los señores venecianos, patricio muy rico y de los primero, de su patria.

Surgió otra dificultad sobre cierta cantidad de vajilla de plata que el difunto duque había entregado al príncipe Luis en prenda de una cantidad de dinero que éste le había prestado. Todo se decidió por vía judicial, pues el serenísimo (duque) de Ferraraponía empeño en que las disposiciones del difunto príncipe sed cumplieran en todos sus puntos. Este segundo extremo se resolvió el 23 de diciembre, que era domingo.

La noche siguiente irrumpieron cuarenta hombres en la casa de la signora Accoramboni. Vestían unos hábitos de extravagante corte y dispuestos de tal modo que quienes los llevaban no pudieran ser reconocidos sino por la voz, y cuando se llamaban entre ellos lo hacían con ciertos nombres supuestos.

Empezaron por buscar a la persona de la duquesa y, cuando la encontraron, uno de ellos le dijo: «Ahora hay que morir.»

Y, sin concederle un momento, aunque ella pedía que la dejaran encomendarse a Dios, la pinchó con un fino puñal debajo del seno izquierdo, y, removiendo este puñal en todos los sentidos, el muy cruel preguntó varias veces a la desdichada si le tocaba el corazón, hasta que exhaló el último suspiro. Mientras tanto, los otros buscaban a los hermanos de la duquesa, uno de los cuales, Marcelo, se salvó, porque no le encontraron en la casa; al otro le acribillaron a puñaladas. Los asesinos dejaron a los muertos en el suelo y a toda la gente de la casa en llantos y lamentos; y, apoderándose del cofre que contenía las joyas y el dinero, se marcharon.

La noticia llegó rápidamente a los magistrados de Padua; procedieron a la identificación de los muertos y dieron cuenta a Venecia .

Durante todo el lunes acudió muchísima gente a dicho palacio y a la iglesia de los Ermitaños para ver los cadáveres. Grande fue la emoción compasiva de los curiosos, especialmente al ver ala duquesa, tan bella. Lloraban su desventura y dentibus fremebant (rechinaban los dientes) contra los asesinos. Pero todavía se ignoraban sus nombres.

Como la corte empezó a sospechar, por fuertes indicios, que el! hecho perpetrado había sido por orden o, al menos, con el consentimiento del susodicho príncipe Luis, citóle a comparecer, y queriendo él entrar in corte (en el tribunal) del ilustrísimo capitán con una escolta de cuarenta hombres armados, interceptáronle la puerta y le dijeron que entrara solamente con tres o cuatro. Mas, en el momento de pasar éstos, los otros se lanzaron tras ellos, apartaron a los guardias e irrumpieron todos.

Llegado el príncipe Luis ante el ilustrísimo capitán, quejóse de tal afrenta, alegando que ningún príncipe soberano le había infligido jamás parecido trato. Preguntóle el ilustrísimo capitán si sabía algo sobre la muerte de la signora Victoria y lo ocurrido la noche anterior; contestó que sí y que había ordenado que de ello se diera parte a la justicia. Se dispuso que se pusiese por escrito su respuesta; objetó él que los hombres de su rango no estaban sujetos a tal formalidad y que tampoco debían ser interrogados.

El príncipe Luis pidió permiso para mandar un correo a Florencia con una carta para el príncipe Orsini dándole cuenta del proceso y del crimen acaecido. Exhibió una carta simulada que no era la verdadera y obtuvo lo que solicitaba.

Pero el emisario fue detenido fuera de la ciudad y minuciosamente registrado; le encontraron la carta que el príncipe Luis había exhibido y otra escondida en las bocas del emisario, redactada a este tenor:

AL SEÑOR VIRGINIO ORSINI

Ilustrísimo señor:

Hemos dado cumplimiento a lo convenido entre nosotros, y de manera tal, que logramos engañar al ilustrísimo Tondini [al parecer, nombre del presidente de la corte que había interrogado al príncipe] ; tanto, que me tienen aquí por el caballero más cumplido del mundo. Hícelo yo en persona, así que no dejéis de mandar de inmediato a los hombres que sabéis.

Esta carta causó impresión a los magistrados; apresuráronse a mandarla a Venecia y dieron orden de que se cerraran las puertas de la ciudad y se pusieran guardias en las murallas noche y día. Publicóse un bando haciendo saber que incurría en severas penas quien, conociendo a los asesinos, no comunicara a la justicia lo que sabía. Los que, figurando entre los asesinos, declararan contra uno, de ellos, no serían inculpados, y hasta se les daría cierta cantidad de dinero. Pera el 24 de diciembre, víspera de Navidad, a eso de la medianoche, llegó de Venecia el signor Aloiso Bragadin con amplios poderes de parte del senado y con orden de hacer detener, vivos o muertos y contase lo que costase, al susodicho príncipe Luis y a todos los suyos.

Reuniéronse en la fortaleza dicho avogador Bragadin, el capitán y el podestá.

Se ordenó, so pena de horca (della forca a toda la milicia de a pie y de a caballo que, debidamente armada, rodeara la casa del susodicho príncipe .Luis, cercana a la fortaleza y contigua a la iglesia de San Agustín, de la Arena.

 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7 
 
 
Consiga Victoria Accoramboni de Stendhal en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Victoria Accoramboni de  Stendhal   Victoria Accoramboni
de Stendhal

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com