-Perdone Su Exelencia, pero, a lo que parece, ¡tampoco es
usted muy cuidadoso que digamos en la elección de las lecturas! -le
interrumpió el primer general y, tomando a su vez el periódico,
empezó a leer:
"De Viatka comunican que uno de los más viejos
vecinos del lugar ha inventado un original procedimiento para hacer sopa de
pescado: se toma una gado vivo y se le golpea previamente; cuando, del
sufrimiento, se le ha agrandado el hígado...
Los generales abatieron la cabeza: adondequiera que dirigieran
la mirada, todo les hablaba de comida. Hasta sus propios pensamientos se
conjuraban contra ellos, pues, por mucho que se esforzaban en apartar de su
mente la imagen de los biftecs, ésta se abría paso
violentamente.
Y de pronto, al general que había sido maestro de
caligrafía le iluminó la inspiración...
-¿Y si encontráramos un mujik? ¿Qué
le parece a Su Excelencia?
-¿Qué me dice?... ¿Un mujik?
-Claro que sí, un mujik corriente... ¡como los que
existen de ordinario! ¡Ahora nos serviría unos panecillos, nos
cazaría unas ortegas, nos pescaría unos pececitos!
-Hum... un mujik.., pero, ¿de dónde lo vamos a
sacar, cuando no lo hay?