-Yo creo, Excelencia, que existió en realidad; pues, de
lo contrario, ¿cómo explicar que haya en el mundo diferentes
lenguas?
-Por consiguiente, ¿hubo también Diluvio
Universal?
-También lo hubo; pues, de lo contrario,
¿cómo sería posible explicar la existencia de animales
antediluvianos?
Máxime cuando en las Moskóvskie Viédomosti
se dice -¿Por qué no leemos las Moskóvskie
Viédomosti?
Buscaban el número, se sentaban a !a sombra y
leían de cabo a rabo cómo se comía en Moscú, en
Tula, en Penza, en Riazán, ¡y no sentían ya mareo
alguno!
Sin embargo, tarde o temprano, los generales acabaron por
aburrirse. Cada vez con mayor frecuencia, recordaban a las cocineras que dejaran
en Petersburgo, e incluso vertían a escondidas unas lagrimitas.
-¿Qué ocurrirá ahora en la
Podiácheskaia, Excelencia? -preguntaba un general al otro.
-¡No me la nombre, Excelencia! ¡Tengo el
corazón angustiado! -respondía el otro general.
-La vida aquí es buena, ¡no hay nada que decir!
Pero, de todas las maneras, ¡no está a gusto el cordero sin su
cordera! Además, ¡el uniforme también se echa de menos!