-¡Puf! En resumidas cuentas: empezaran por donde
empezaran la conversación, los generales siempre iban a parar al recuerdo
de la comida, lo que excitaba aún más su apetito. Decidieron dejar
las conversaciones y, al recordar el número de las Moskóvskie
Viédomosti que encontraran, se pusieron a leerlo con avidez.
"Ayer -leyó con voz emocionada un general-, en casa
del respetable jefe de nuestra antigua capital, se celebró un banquete de
gala. La mesa, de cien cubiertos, estaba servida con una magnificencia
asombrosa. Espléndidos dones de toda la tierra se dieron cita en la
maravillosa fiesta. Estaban allí "el dorado sterlet del
Shexna", el faisán, morador de los bosques del Cáucaso, y
algo tan raro en nuestro Norte en febrero como la fresa..."
-¡Puf! ¡Santo Dios! ¿Será posible que
Su Excelencia no pueda hallar un tema distinto? -exclamó con
desesperación el otro general y, luego de quitarle a su compañero
el periódico, leyó lo siguiente:
"De Tula comunican que ayer, con motivo de la pesca de un
esturión en el río Upa (los más viejos vecinos del lugar no
recuerdan un hecho semejante, máxime si se tiene en cuenta que el
esturión era el vivo retrato del comisario de policía B), tuvo
lugar un festival en el club de la localidad. El causante del solemne acto fue
traído en una enorme fuente de madera, rodeado de pepinillos en vinagre y
sosteniendo unas hojas de lechuga entre los dientes. El doctor P., que era aquel
día jefe de guardia, cuidó solícito de que todos los
invitados recibieran un trozo de pescado. La salsa era de lo más diversa,
fantástica...