https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Intento de escalar el Aconcagua" de Paul Güssfeldt (página 5) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Viernes 17 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7 
 

Jiliberto quiso volverse. De nuevo apelé a todas mis fuerzas y poder de convicción, le hablé del triunfo que significaría para él alcanzar conmigo la cúspide más alta de todas las de Américas, empresa en la que nadie creía; cuántos homenajes le tributarían cuando regresara a su hacienda; cómo se perpetuaría su nombre en la aldea y muchas cosas más. Jiliberto no carecía de ambición, vivió un hermoso instante y se sintió a la altura de sus elevadas metas. Con resolución auténticamente viril me manifestó que sucediese lo que sucediere no me abandonaría, y allí, a más de 6.400 m sobre el nivel del mar, nos dimos la mano y sellamos un pacto.

A partir de ese momento no volvimos a dialogar. Marchábamos, descansábamos, reanudábamos nuestra ascensión en silencioso acuerdo. De esta manera, logramos llegar a las doce y media a los 6.560 m donde el agua del hervidor comenzó a hervir a los 78,90 C. Allí, al pie de una roca blanca que contrastaba con los planos de cascajos pardo grisáceos, hicimos una prolongada pausa para recuperarnos.

Detrás del túnel de rocas apuntaban las partes de la cumbre del Aconcagua. La cúspide estaba tan cercana que se podían divisar las piedras aisladas. Las rocas más altas se distinguían por sus tonalidades rojas y cálidas. El resto del mundo se extendía a nuestros pies. Hacia abajo, a la derecha del gran valle de hielo que habíamos atravesado de noche hacía ya doce horas, se podía distinguir un segundo valle, cuyo origen se encuentra en el macizo del Aconcagua. El camino avistado debía llevar en forma bastante directa a la cumbre; a través de la neviza, a orillas de la cual teníamos nuestro campamento, debía poder alcanzarse el pie de la brecha de roca roja. Teníamos la esperanza de escalarlo a través de una chimenea de rocas y luego, describiendo un recodo hacia la derecha llegar hasta el pico más alto atravesando la cresta con cierta facilidad. Según mis estimaciones debía encontrarse a lo sumo a unos 250 a 300 m más arriba del lugar donde estábamos. A juicio de Jiliberto no debían ser más de 150 m. De acuerdo con las mediciones fueron 410 m. Era en extremo dudoso que alcanzáramos nuestra nieta antes del ocaso.

Entre la una y, las dos de la tarde, cuando estaba aún ocupado realizando mediciones hipsotermométricas, la cúspide de nuestra montaña quedó envuelta con nubes grises. La atmósfera se saturó de niebla, cayó granizo y, se cernió sobre nosotros la amenaza del peligroso temporal de nieve.

Acabábamos de ponderar la conveniencia de pasar la noche en aquel lugar, aun cuando carecíamos de mantas y combustible, y continuar la ascensión del tramo faltante al día siguiente, pues ambos estábamos en el límite de nuestras fuerzas. Llevábamos ya más de diecisiete horas de escalamiento y desde las primeras horas del día anterior -unas treinta horas- había estado en constante e ininterrumpida actividad, a lo cual se sumaba la desventaja de la precaria alimentación. Para elogio de Jiliberto debo mencionar que este hombre tomó la valerosa resolución de perseverar y pasar la noche conmigo, que muy bien hubiera podido ser para nosotros una noche eterna.

 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7 
 
 
Consiga Intento de escalar el Aconcagua de Paul Güssfeldt en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Intento de escalar el Aconcagua de Paul Güssfeldt   Intento de escalar el Aconcagua
de Paul Güssfeldt

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com