https://www.elaleph.com Vista previa del libro "El tesoro de Golconda" de A. J. Barrili (página 4) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Jueves 01 de mayo de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  (4)  5  6  7  8  9  10  11 
 

Antes de proseguir nuestro relato, digamos lo que significa el título de Sahib dado a todo pasto al forastero por el bégari Vidarma. Todo viajero europeo que tenga aspecto de gran señor, todo extranjero residente en la India que ejerza algún cargo oficial, es un Sahib para el indio de condición humilde, agricultor o artesano. Y esto en oposición al título de topa con que distinguen a los europeos de menor categoría, los cuales toman el nombre del topi, que es un sombrero, de copa redonda, al que en Italia, en Florencia llamarían paiolino.

Un señor, un Sahib, puede usar también el topi; no obstante, nunca se le dará el despectivo nombre de tal sombrero. Y conviene recordar ahora que en la India toda persona de viso usa el casco de fieltro, o un sombrero hecho con el filamento seco de la pita cubierto de tela blanca, con las alas forradas de verde y rodeado hasta la mitad por un velo de muselina cuyo extremo ondea a la espalda. ¿Quién no reconoce al Sahib en este tocado ambiguo, entre sombrero y turbante?

Volvamos al viajero. Absorto en la contemplación de aquel pequeño paraíso, llegó hasta la mitad de la explanada que se extendía ante el palacio de la Residencia británica sin preocuparse del mezquino aspecto de su vehículo. Pero, por otra parte, ¿de qué había de avergonzarse? No estaba en Trafalgar Square, ni a la entrada de Regent Street. Se hallaba en la India en donde escasean los carruajes lujosos, y en una parte de la India en donde el mail-cart, la silla de postas, costosísima hasta para el bolsillo mejor provisto, no se encuentra todos los días a disposición de un viajero presuroso. Nuestro Sahib seguía el ejemplo de muchos caballeros, aficionados a viajar en etapas cortas, que preferían la humilde carreta cubierta por una estera de palma y arrastrada por dos bueyes al mail-cart

Apeándose de un salto, dirigióse el Sahib rápidamente a la puerta del palacio, si es lícito llamar así a una casa de dos pisos, rodeada de una galería a. la altura del primero, a la cual daban acceso cuatro o cinco escalones. Bajo la verandah, a ambos lados de la puerta veíanse algunos soldados ingleses, con uniformes medio indios. Apenas subió el Sahib la escalinata que conducía al vestíbulo, vio otro soldado con librea roja, un especie de veterano convertido en portero.

-Hablemos al cangrejo cocido -se dijo.

 
Páginas 1  2  3  (4)  5  6  7  8  9  10  11 
 
 
Consiga El tesoro de Golconda de A. J. Barrili en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
El tesoro de Golconda de A. J. Barrili   El tesoro de Golconda
de A. J. Barrili

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com