PRIMERA PARTE
I
La antigua "Maternidad" de la
Akersgaden es un modesto edificio de dos pisos, situado en medio de un jardín desprovisto de árboles. Es una casa respetable, que lo menos cuenta quinientos años de existencia; en todo tiempo miles de, mujeres han buscado refugio bajo su techo, tanto en horas de aflicción como en momentos de alegría, y si el vetusto edificio pudiese escribir sus memorias, se conocerían infinidad de extrañas historias.
Un día de marzo, templado y hermoso,
del año 1878, detúvose una pareja ante aquella casa y tiró de la mohosa argolla de hierro de la campanilla. Abrióse la puerta; la pareja cruzó el desierto jardín y se encontró de repente en el patio, en donde la nieve que se derretía al sol y la basura exhalaban un olor desagradable que se mezclaba al tufo de hospital.
El portero recibió a los recién llegados con una azada en la mano, y cuando aquéllos le preguntaron por el director, les indicó una puerta en el ala de la izquierda y les dijo:
-A estas horas tiene la costumbre de ir a ver al administrador.