El
pensamiento único es la meta que
pretendemos alcanzar con este nuevo instrumento de última generación que esta
noche tengo el agrado de poder presentarles: la ideología laicista o
neolaicismo. Lógicamente aún está en fase de experimentación y serán necesarios
algunos retoques y ajustes, pero en sus aspectos más importantes ya es
totalmente utilizable y nos está proporcionando grandes ventajas y réditos. ¿En
qué consiste? Evidentemente en conseguir un dominio totalitario de la raza
humana. Eso sí, hay que actuar con mucho cuidado y con gran estrategia. La
astucia sigue siendo una de las características con las que siempre se han de
conducir los miembros de este honorable Consejo, así como todo diablo o demonio
que se precie. No cabe duda de que la cuestión es imponer un régimen del que no
se pueda disentir sin ser considerado un enfermo mental, de la misma manera que
logramos que sucediera en la antigua Unión soviética. Ahora bien, hay que privar
a todos de la capacidad de pensar por su cuenta para poder dominarlos. Para eso
hay que implantar un pensamiento
único, de modo que sólo se pueda pensar lo que el poder totalitario quiera
que se piense, es decir, lo que nosotros queremos que piensen. De esta forma se
elimina la libertad de los individuos y se les esclaviza. Pero hay que alcanzar
este objetivo de manera que los individuos no se den cuenta y crean que están
pensando libremente. Esta es una obra maestra: convencer al esclavo de que es
libre. Hacerle creer que lo que siempre ha querido y deseado es ser un perfecto
esclavo.
El
pensamiento único necesita para poder instaurarse de un mecanismo capaz, primero
de vaciar las mentes de los individuos de toda idea contraria al pensamiento
único y luego, capaz de introducir en esas mentes vacías todas las ideas del
pensamiento único. Esto a su vez, está exigiendo un enorme esfuerzo y un control
pleno de los medios de comunicación. Ciertamente que en este sentido hemos dado
pasos muy importantes y ejercemos ya de hecho una influencia de gran peso, pero
hemos de lograr, como acabo de decir, que ese control sea pleno. Todos sabemos
que sólo de esta manera, dominando los medios de comunicación se podrá llevar a
cabo nuestra empresa. Pero es muy importante que no haya ninguna voz contraria
que pueda despertar a los que ya han sido captados y duermen en la falsa
creencia de que son libres y de que tienen capacidad de pensar por sí, cuando en
realidad no son más que producto del pensamiento único.
Por
todas partes, y en todo momento habrá que fomentar y hacer escuchar
continuamente los principales dogmas del pensamiento único a la vez que se
seguirá una doble dirección para contrarrestar cualquier clase de pensamiento
disidente: por un lado hay que lograr ridiculizar, tachar de retrógrado,
involucionista, oscurantista, intolerante, peligroso fundamentalista,
antidemocrático, antisocial, conflictivo, reaccionario, trasnochado,
cavernícola, etc., a todo pensamiento que se oponga frontalmente a los dogmas
del neolaicismo, hasta el punto de que la mayoría considere que todo lo que se
haga, incluso el empleo de la violencia, estará plenamente justificado con tal
de aniquilar cualquier riesgo de que esas ideas pudieran en algún momento ser
mantenidas por alguien y supongan, por tanto, una amenaza para la humanidad. La
otra línea de actuación será la de silenciar todo tipo de manifestación ya sea
escrita, oral, artística, etc., que suponga de alguna manera el más ligero
disenso de la doctrina oficial o no esté en total acuerdo con los dogmas
neolaicistas. Seguro que todos tienen en la memoria el éxito que obtuvimos con
el sistema nazi de perseguir a los intelectuales, logrando después que fuera
puesto en práctica por Stalin en la Unión Soviética y por Pol Pot en Camboya.
Recuerden: los intelectuales son peligrosos para el pensamiento único hasta que no hayan
sido reeducados. Por eso se impone silenciar a todos aquellos intelectuales que
actualmente tienen prestigio y no han sido aún controlados por el pensamiento único. Principalmente hay
que controlarlos, reduciéndolos al silencio más absoluto, es decir, no dando la
más mínima cobertura informativa sobre ellos. Tengamos en cuenta que gracias a
nuestra perseverancia hemos conseguido que en el mundo de hoy quien no es
noticia, quien no sale en la televisión o en los periódicos o en Internet no
exista. A propósito de Internet, aprovecho para hacer un breve paréntesis en mi
exposición, pues aquí nos encontramos con un problema bastante grave por la
dificultad de ejercer un efectivo control. Pero habrá que afrontar el reto y
buscar los medios para lograrlo. Si bien nos está sirviendo enormemente para
tareas de segundo orden, aunque no por ello menos eficaces para nuestros
propósitos, como la difusión de la pornografía y de la pederastia, hay que
reconocer que el enemigo también se está sirviendo de Internet para sus
propósitos y que debemos de hacernos cuanto antes con la manera de neutralizar
sus acciones.