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En el campo de la familia, también estamos cosechando abundantes frutos y excelentes resultados. También aquí, como no podía ser de otra manera, nuestro departamento de Manipulación del Lenguaje ha llevado a cabo una espléndida labor. Se ha logrado que se imponga el uso de la expresión ?familias?, así, en plural, en vez de ?familia?, para indicar con ello que no hay un solo modelo de familia sino que hay muchos y diversos modelos, y que, por supuesto puede haber muchos más en el futuro. Recuerden que nuestro dogma fundamental enseña la pluralidad. Así pues una vez que hayamos conseguido convencer a la gente de que los modelos familiares son múltiples y todos ellos válidos y legítimos (todo vale), lo único que nos resta es poner de manifiesto que el modelo tradicional de familia (padre, madre e hijos) ha quedado obsoleto y que es el que ha impuesto por largo tiempo una sociedad machista y el que sigue defendiendo el fundamentalismo religioso. Y como tal modelo caduco y contrario a los derechos de la persona, ha de ser abolido, como en su día fue abolida la esclavitud, para dejar paso a los nuevos modelos familiares. Estos nuevos modelos serán por ahora, parejas tanto heterosexuales como homosexuales que tendrán como característica principal la inestabilidad. Nada del anticuado ?para siempre?. Se ha de insistir por una parte en lo imposible de tal expresión y además en lo ridículo. Las parejas han de ser constituidas de modo fugaz y pasajero para enriquecerse con múltiples relaciones. El establecer una pareja no debe de llevar en absoluto a la idea de que se ha de guardar fidelidad al otro. La pareja se forma y se deshace con rapidez, sin traumas, con toda naturalidad quedando las partes tan ?amigas? como siempre, ya me entienden. Esto será así en un primer momento, pero posteriormente habrá que dar el paso de desterrar de una vez por todas la heterosexualidad. También deberemos dejar de hablar de parejas, para difundir una sexualidad, bien individual y solipsista, o bien una sexualidad plural de tipo orgiástico. Por supuesto que todo eso aún está un poco difícil de ser comúnmente aceptado, pero todo se andará. En esta línea se está desarrollando toda nuestra elaborada ideología de género. Tenemos la ventaja de que la gente no sabe qué es ni en qué consiste la ideología de género pero hemos logrado en poco tiempo que todos hablen empleando esta expresión. Por ponerles un ejemplo de hace poco tiempo, les recuerdo cómo en España se ha aprobado una ley que lleva como nombre Ley Integral contra la violencia de género, a pesar de la recomendación hecha por la Real Academia de la Lengua de que esa expresión no era la correcta. No voy a desarrollar aquí los puntos principales sobre la Ideología de género porque los tienen ustedes recogidos en el informe que se les dará al finalizar mi disertación. Gracias a la difusión de la Ideología de género, esperamos en un tiempo relativamente breve conseguir que no se permita a las mujeres quedar embarazadas. Aquellos que quieran tener un niño, ya sean personas individuales de cualquier tipo y orientación sexual, ya sean parejas hetero o homosexuales, ya sean núcleos o grupos más amplios con prácticas sexuales que deseen tener un niño, podrán encargarlo al Estado. Este será un logro que hemos estado añorando desde hace mucho tiempo y que por fin parece que podremos hacerlo realidad. Desde que en China logramos imponer la ley del hijo único, es decir, que el Estado sea el que decide cuántos hijos puede tener cada matrimonio, hemos estado suspirando por el momento en que no hubiera que recurrir al grosero modo de generar nuevos individuos a través de las relaciones sexuales. Hoy por hoy podemos estar satisfechos de que los resultados que ya lanzamos como globo sonda con la novela de Huxley, ?Un mundo feliz?, estén haciéndose realidad. Piensen que de este modo el Estado será el que determine el número exacto de individuos que serán necesarios. Podrá premiar a distintos individuos o colectivos con un niño con las características que se desee. Pero además el Estado podrá producir según sus necesidades mediante la manipulación genética y la clonación, individuos para trabajos de alto riesgo o que requieran especial fuerza y desgaste, otros para experimentar con ellos, otros como mano de obra barata. En fin, las posibilidades son inmensas. La industria del sexo podrá producir individuos masculinos, femeninos o andróginos de gran atractivo. Lógicamente eso será en un principio, cuando esas adquisiciones sean aún muy caras para la economía de la mayoría, pero en poco tiempo sucederá como ha ocurrido con los ordenadores, computadoras y teléfonos móviles, que cada usuario tendrá el suyo. Será una maravilla porque ya no hará falta ninguna el matrimonio, ni el tener que compartir con otro u otros el placer sexual. Cada uno tendrá para su uso personal el modelo de individuo que más le satisfaga y que esté, lógicamente, dentro de sus posibilidades económicas.

Creo que no se dan cuenta de lo que supondrá un mundo en el que hayamos logrado arrancar a la mujer, bajo la excusa de liberarla, ese inmenso don de la maternidad. ¡Oh, que placer de maldad! Cada vez que pienso en que el Enemigo nos afrentó y nos humilló por medio de la mujer, siento más y más deseos de lograr arrebatar el honor de la maternidad a la raza humana. Y no puedo evitar reír a carcajadas cuando observo que hemos conseguido meter en este sutil engaño a un buen número de mujeres que gritan hasta desgañitarse clamando porque se las libere de la ?esclavitud? de poder ser madres.

 
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