KAZARIN. - Casi... fue licenciado de su regimiento por un
duelo, o quizá porque no asistió a él; temía ser
muerto; además tiene una madre muy severa; cinco años
después fue retado a otro duelo y esa vez tuvo que pelear en
serio.
ARBENIN. - ¿Y aquel de pequeña estatura?
Despeinado y con sonrisa sincera, con una cruz y esa tabaquera?
KAZARIN. - Truschov. ¡Oh! Es un chico inapreciable.
Creo que estuvo de servicio siete años en Georgia o fue enviado con
algún general; creo también que con alguien allí se ha
peleado y recibió cinco años de castigo y una cruz colgada al
cuello.
ARBENIN. - ¡Oh! Es usted muy meticuloso en elegir a
sus nuevos conocidos.
JUGADORES. - (Gritando). ¡Kazarin!
¡Afanás! ¡Pavlovichl ¡Aquí!
KAZARIN. - ¡Voy! (Con aparente interés). Voy
como un terrible creyente. ¡Ja, ja, ja, ja!
JUGADOR 1° - ¡Rápido!
KAZARIN. - ¿Es que pasa una desgracia?
(Los jugadores conversan animadamente, luego se calman. Arbenin
observa al príncipe Zviezdich y se acerca a él).
ARBENIN. - ¡Príncipe! ¿Qué hace
usted aquí? Me parece que no es la primera vez...