(El príncipe inclina fríamente la cabeza y no le
responde. Shprij se aleja, disgustado. Salen Arbenin y otros. Arbenin entra,
saludando; se acerca a la mesa y haciendo una señal se aleja con
Kazarin).
ARBENIN. - ¿Qué tal? Ya no juegas, Kazarin,
¿eh?
KAZARIN. - Estoy mirando, hermano, cómo juegan los
demás. ¡Y tú, queridísimo, te has casado, eres rico,
te has vuelto un gran señor y has olvidado a tus camaradas!
ARBENIN. - Sí, es cierto, hace mucho que no juego
con vosotros.
KAZARIN. - ¿Siempre ocupado?
ARBENIN. - Más con amores que con asuntos.
KAZARIN. - ¿Concurres con tu esposa a los
bailes?
ARBENIN. - No.
KAZARIN. - ¿Juegas?
ARBENIN. - No... Me he calmado. Pero veo aquí a
mucha gente nueva. ¿Quién es ese pituco?
KAZARIN. - Shprij, Adam Petrovich... Se lo presento en
seguida. (Shprij se aproxima y saluda). Aquí le recomiendo a este amigo:
Arbenin.