La Phänomenologie des Geistes contiene
la más sutil y compleja riqueza de figuras (Gestalten) dialécticas. Lo que se explica por la gran proximidad a la concreta realidad histórica, a la vida, en que se mueve el pensamiento de la Fenomenología. La gran matriz de figuras dialécticas es la vida misma, tal como a ella la aprehende la conciencia. Es el hecho básico que explícitamente reconoce el mismo Hegel, cuando nos dice: "La simple sustancia de la vida es la escisión de ella misma en figuras (Gestalten) y, a la vez, la disolución de estas diferencias subsistentes".
Entre estas figuras, resultantes de la
intrínseca escisión de la vida como movimiento y proceso, las
fundamentales, las que poseen más vitalidad son la de la
"alienación", la de "amo y siervo" (dominación
y servidumbre) en la que alumbra, con toda su riqueza la génesis
histórica del trabajo, y la de la "conciencia infeliz". Podemos
decir que la conciencia infeliz, o sea la conciencia escindida que busca su
unidad, es una de las figuras nucleares que señorean la marcha
especulativa de la Fenomenología, por cuanto ella nos presenta el
problema de la libertad y nos pone sobre el rumbo de la respuesta que da al
mismo el idealismo hegeliano.
Las figuras nocionales de conciencia
infeliz, de alienación, etc., proporcionan los puntos de vista desde los
cuales se puede encarar críticamente las distintas esferas del
espíritu objetivo, como la sociedad civil, el Estado, y del espíritu absoluto: la religión, la filosofía misma. Las certeras consideraciones acerca del mundo histórico y de la estructura y desenvolvimiento de la conciencia histórica, aportadas por la Phänomenologie des Geistes, han sido iluminadas en su génesis merced a la investigación sobre la historia de la evolución del pensamiento de Hegel, que, a partir de la valiosa contribución de Dilthey (Die Jugendgeschichte Hegels, IV Bd., Gesammelte Schriften, Berlín, 1921), ha seguido esclareciendo y ahondando las ideas del período juvenil de Hegel, indagación que se propone develar la historia del origen de la dialéctica hegeliana. En torno a esta etapa, antecedente inmediato de la Fenomenología, han ido surgiendo interpretaciones distintas y hasta opuestas. Así tenemos que Dilthey, como resultado de su estudio de aquel período de la vida del filósofo, relaciona íntimamente el desarrollo del pensamiento de Hegel con el romanticismo. En cambio, Georg Lukács, en su reciente obra (Der Junge Hegel - Ueber die Beziehungen von Dialektik und Oeconomie, Zurich, 1948) se vuelve con razón contra la imagen diltheyana de Hegel, pero, enfocándolo con cierta unilateralidad -pasa por alto los efectivos, aunque superados, fermentos románticos de su formación-, hace de él un puro racionalista, señalando preferentemente, en su filosofía, aquellos aspectos que permiten una explicación del proceso dialéctico de la economía.