-¿De veras? -interrumpió Holmes-. ¿Me permite usted preguntar
quién tiene el honor de ocupar el primer puesto?...
-El hombre de ciencia Bertillón cuyos trabajos son
notabilísimos y llaman la atención de todos.
-En ese caso, ¿no sería mejor que consultase con él?
-He dicho, caballero, el hombre de ciencia. Como práctico,
usted es el primero y el único. Supongo que no se habrá usted ofendido...
-Un poco, un poco -dijo mi amigo-. Pero pasémoslo por alto, doctor.
Agradecería a usted que declarase, sin más preámbulos, el problema para cuya
resolución necesita usted mi concurso.