En este instante suena la campanilla y ese agudo son me vuelve
a la realidad. No; no es Alicia la que miro en aquel palco. Alicia duerme ya en
el camposanto. Es una mujer que se le parece mucho y que morirá tan
desastrosamente como ella. ¡Dios confunda a los maldicientes! La lengua
mata más que los puñales.
Conque te he dicho ya que esa señora...
Postdata. Había olvidado decir que el esposo era
inglés.