Cuando estaba terminando ese ejemplar especial, se me ocurrió que en realidad se había transformado en un excelente borrador para una biografía de Enrique Bunbury. Un borrador con características originales para quienes saben darle un valor especial, porque la significación consiste en ese simple hecho de ser único.
A partir de entonces, ese regalo que terminó siendo un borrador, empezó a tomar forma para terminar siendo este libro que ahora tiene entidad propia.
No deja de resultar curioso que, entre el borrador y la terminación de este libro, la vida nuevamente me enfrentó a uno de esos crossroads en los cuales la vida da un giro tan definitivo como inesperado. ¿Otra vez la sincronicidad? ¿Se cerraba el círculo que se había abierto en el 2000?