A partir de ese momento, empecé a abrir con regularidad las carpetitas que guardaba en el disco, movido por un impulso casi mágico que aún hoy no atino a comprender, y cada vez que podía volvía a los sitios web relacionados con Enrique Bunbury. Así nació este proyecto, que se convirtió en trabajo y que ahora, ya se transformó en obra publicada.
Quizás no está de más advertirte, lector, que lo mío no es la crítica musical, ni tampoco los medios de comunicación. Aunque me guste la música y sea una persona informada, no se me dan, por así decirlo. Lo mío es la Historia. Y Bunbury, quiérase o no, ya forma parte de la historia, como todos aquellos que alguna vez, por pequeños que fueren, aportaron algo para el enriquecimiento de la cultura del ser humano.