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A Tomás le gustaba trabajar en lo que hacía: era asesor financiero y también agente de bolsa. No tener en claro la perspectiva de su futuro había afectado un poco la calidad de su servicio profesional y sus clientes ya no lo veían tan confiable. Su trabajo tiene mucho que ver con predicciones y cuesta más hacerlas con tanta incertidumbre en la vida personal.

Era muy curioso, observador, analítico y lógico. Para él, todo tenía que tener una explicación racional y, cuando no la encontraba, no paraba hasta obtenerla. Fanático de la tecnología, disfrutaba estar en la cresta de la ola cibernética.

Esa noche había planeado ir a un asado en la quinta de un amigo y, después, bailar hasta el amanecer… En relación con las mujeres, tenía un Plan A, un Plan B y un Plan C.

El Plan A se llamaba “Mía” y esperaba encontrarla en el asado. Le costaba reconocer que le gustaba demasiado esa chica, ya que estaba fóbico con todo lo que implicara compromiso. Igualmente, pensaba que todas las alternativas posibles lo favorecían: si se da, ¡genial! Es verdaderamente hermosa. Si no se da, ¡mejor todavía!, no quiero engancharme con nadie...

El Plan B era “Lorena”. Con ella no tenía riesgos ya que estaba loca por él y solo tendría sexo. Especulaba con esperar hasta último momento para poder concretar el difícil Plan A, porque a Lorena la tenía siempre dispuesta. Si fracasaban los planes A y B, tenía planeado ir con sus nuevos amigos a un boliche que se inauguraba esa noche. De última, está bueno que la vida te sorprenda…, pensaba.

Tomó su casco y se encaminó hacia la puerta de su departamento. Parezco más “ganador” si no lo uso, como si no le tuviera miedo a nada…, pensó. Dudó un instante y lo dejó sobre una mesa. Se montó a su moto de un salto y aceleró a fondo. Estaba preparado para la guerra: jeans rotos, camisa blanca impecable, botas y campera de cuero negras, más un infaltable toque de Le 01 Homme, la exclusiva fragancia de Laurencio Adot. ¡Esta noche me siento irresistible!

Cuando se dirigía hacia la quinta por la ruta, recibió un llamado a su celular de su gran y reciente “amigo” Charly.

 
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Equinoccio - Susurros del Destino de Gonzalo Guma   Equinoccio - Susurros del Destino
de Gonzalo Guma

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